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La Décima Historia: El Substrato Religioso 5

Las plañideras parlanchinas

La segunda historia como monaguillo me ocurrió en un entierro en San Salvador, en el que también actúa como celebrante don Marcelino. Cuento este pasaje porque hace referencia a la tradición popular, muy allerana, del comportamiento de los familiares del difunto, en sus manifestaciones de dolor, en el momento de iniciarse la comitiva desde la casa mortuoria. Ese día de nuevo llevaba el incensario, pero nada anómalo me ocurrió por causa de este brasero colgante, fueron las circunstancias que rodearon al entierro las que me causaron sorpresa, sobre todo el proceder  de los familiares y del celebrante.

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La Novena Historia: El Paisanaje de San Salvador 5

Las Inquietudes científicas de Juaco el de Soto

Presumía Prada de conocer cada rincón de  la comarca y los cuentos  más atractivos de los personajes graciosos que allí vivían. Prada gozaba contando las historias y las inquietudes filosóficas de un paisano que los de la comarca llamaban Xuaco el de Soto. Continuar leyendo »

La Octava Historia: El Paisanaje de San Salvador 4

Ramonín el pobrecillo valiente

Ramonín el de Cuérigo era uno más de estos personajes que forman el retablo del paisanaje del alto Aller. Aparecía todos los viernes que era mercado en San Salvador en busca de limosna. Tenía su propio recorrido selectivo y seguro por las casas de los vecinos. Comenzaba por la rectoral, porque él venía andando desde Cuérigo, y ésta era la primera casa del pueblo que se topaba. Desde aquí hasta al mercado iba recorriendo las viviendas que él sabía más caritativas, de esta manera recalaba a media mañana en la fonda de los Petimalé a recibir las once. Visitaba todos los comercios y chigres pidiendo limosna, cerraba su recorrido siempre comiendo en casa  de la familia de doña Fermina y allí se unía a los demás pobres conocidos que habían venido al mercado. Todos ellos sabían de la buena acogida y cariño que la familia de doña Fermina les dispensaba. Continuar leyendo »

La Séptima historia: El Paisanaje de San Salvador 3

Agustín, el carnicero, como psiquiatra circunstancial.

Algunas veces resulta difícil resistirse a la evidencia de los hechos, que tienen que ver con la falta de coincidencia entre las aseveraciones científicas con la experiencia popular. Me estoy refiriendo a los hechos que ocurrieron en Collanzo, pueblo que está situado a siete kilómetros de San Salvador camino del Puerto de San Isidro, y que tienen que ver con el tema que acabo de introducir.

En Collanzo vivía un muchacho de unos veinticinco años que todos en el pueblo llamaban Pepín, el de la Iglesia, porque vivía cerca de este lugar, pero era un rapaz que había pasado desapercibido en el lugar hasta que protagonizó una serie de percances  de falta de cordura, con los que terminó con sus huesos en la Cadellada de Oviedo, que era como se llamaba al Psiquiátrico Provincial. Desde este desenlace comenzaron a llamarle en toda la comarca Pepín, el loco. Continuar leyendo »

La Sexta Historia: EL Substrato Religioso 4

Quién más pobre que mi hermano

De las  conversaciones con la abuela Mercedes

-Abuela, ¿por qué no nos cuentas más historias? – Le dijo su nieta Magdalena
-¿Qué queréis que os cuente, hija mía ?. – Respondió ella -.
- Cuéntanos, – respondió Magdalena -, ¿ por qué dices que tu abuelo era rico y tú eres pobre ?.

Eso es muy largo de contar, pero voy a intentar explicar que siempre anduvo la riqueza rondando nuestra casa para luego  dejarnos plantados. Sin que por ello nos faltara la felicidad en ningún momento. Continuar leyendo »

La Quinta historia: El Paisanaje de San Salvador 2

La expresividad hecha mujer

Colasa formaba parte del paisanaje del pueblo de San Salvador. Su simpatía, su ingenio, su llaneza y su naturalidad ante la vida la hacen atractiva y singular entre el vecindario.

Colasa es una mujer de aspecto voluminoso, de altura normal y de atuendo descuidado. Tiene la cara redonda, grande y gorda como una pamesta de pan de escanda. Sus ojos vivarachos bailan al son de sus palabras y peina el pelo lacio con brillantina. Es ancha de hombros y esta proporción se prolonga hasta las rodillas rollizas. Tiene el carácter alegre, extrovertido que muestra con una sonrisa permanente en el semblante. A los niños, compañeros de sus hijos, siempre nos acogió en su casa con paciencia y cariño a pesar de las necesidades que pasaba. Continuar leyendo »

La Cuarta Historia: EL Substrato Religioso 3

La fe no era tan ciega 
 
Sinforosa es otro de los personajes que sobresalían en el pueblo por la merecida fama que consiguió a base de apoderarse de lo ajeno. Cuando yo la conocí ya era una mujer entrada en años, pero ya tenía muy acreditada la costumbre antes mencionada. Cuentan en el vecindario que tenía la mayor y mejor colección de paraguas de la comarca  como fruto de sus pesquisas. Los domingos lluviosos aprovechaba la confusión, por la aglomeración a la salida de la iglesia, para incrementar los ejemplares de su relicario.

Forosa era pobre de bienes y de espíritu, como decían en el pueblo era un poco faltosa . Esta carencia de sentido la conducía a muchas de las situaciones singulares que producía. En ella la inocencia y la picardía no tenían frontera. Cuando necesitaba algo lo cogía, cuando quería decir algo lo soltaba. Igual ordeñaba la vaca del vecino cuando necesitaba leche, que le decía al cura del pueblo que se había quedado preñada sin querer. Continuar leyendo »

La Tercera Historia: El Substrato religioso 2

La confesión consulta

En este apartado del substrato religioso referiré el relato que, con mucha gracia, contaba Machote en el chigre de su propiedad sobre la confesión de Serafín con don Feliciano, que era natural de San Salvador y era canónigo, dignidad de Chantre , en la catedral de Oviedo. Don Feliciano además de ser canónigo lo parecía; corpulento pero proporcionado, bien parecido, de maneras toscas y poco clericales. Su personalidad queda reflejada en la anécdota que protagonizó en la plaza de la catedral de Oviedo,  una mañana de los días que precedieron a la revolución de octubre en Asturias antes de comenzar la guerra civil española. Se dirigía a la catedral para el rezo diario con el resto del cabildo catedralicio, cuando uno de los obreros que trabajaban en una casa en construcción le insultó mientras hacía el canto del cuervo en son de mofa. Don Feliciano se acercó para preguntarle por la razón de estos insultos cuando sin mediar palabra alguna recibió una bofetada y sin rechistar le ofreció la otra mejilla recibiendo la segunda bofetada. El canónigo sin perder la compostura le dijo:

- Por Cristo cumplí el mandato evangélico de ofrecerte la otra mejilla, pero por Feliciano, el paisano que soy yo, recibe esta hostia pa que escarmientes pa otru día- mientras le arreaba una solemne bofetada que lo dejó tendido en el suelo inconsciente. Continuar leyendo »

La segunda Historia: El Substrato Religioso 1

El monaguillo y los objetos del culto

Me refiero a mis actuaciones ocasionales de acólito en la iglesia de San Salvador, porque en los oficios religiosos importantes de la parroquia se necesitaban más ayudantes, y como yo tenía un buen amigo entre los monaguillos, solía llamarme para que así recibiera el estipendio de don Manuel, el párroco de San Salvador.

Tengo alguna que otra anécdota de estas circunstanciales actuaciones mías como ayudante monaguillo que no quisiera pasar por alto. Fueron en ausencia de don Manuel de la parroquia y teniendo como sustituto a don Marcelino, párroco de Pelúgano, persona de más edad, menos piadoso, de temperamento tosco y poco delicado. Continuar leyendo »

La Primera Historia

Xuanón de Cabañaquinta

La abuela Mercedes es una pieza clave a la hora de transmitir los recuerdos de antaño. Nos reuníamos todos los nietos en torno a ella y contaba con paciencia y con mucha gracia, a modo de cuento, las historias de la familia y de los allegados del pueblo.
        
Para que se produjera esta comunicación entre la abuela y sus nietos, era necesario que se dieran las circunstancias del silencio, del interés, de la falta de ocupaciones del momento y lo que es más importante, la pregunta, por parte de alguno de nosotros, por el relato de nuestros antepasados. Continuar leyendo »

Opiniones Libres