Vigésima primera historia: La escuela 2. Don José Hevia, maestro director de la graduada

Alumnos de la Escuela Graduada de Cabañaquinta 1950

Escuela Graduada de Cabañaquinta 1950

Don José era el hombre que marcaba la pauta de la escuela. Ejercía el cargo de director de la graduada y representaba a la institución en la vida pública del pueblo. Don José llevaba muchos años de maestro y venía a ser el decano de todos los maestros de la comarca. Había sido profesor de nuestros padres y era un hombre de edad avanzada, hay que tener en cuenta que en los años cincuenta los maestros se jubilaban a los setenta años. Don José era bien parecido, a pesar de la edad. Tenía el pelo completamente blanco, más grueso que delgado, de estatura media y tenía una voz con timbre singular, fuerte, porque los domingos en la Iglesia rezaba el rosario en voz alta, cuando todavía no habían instalado altavoces, y se le oía desde todos los rincones del templo. Vestía siempre de traje y corbata, con sombrero clásico gris, que utilizaba todos los días del año, salvo cuando llovía o nevaba que lo cambiaba por una boina negra amplia parecida a la que usan los vascos.Los niños de la graduada le teníamos un gran respeto. Cuidaba de nuestra disciplina, aseo, comportamiento en la clase, en la Iglesia y en el pueblo con el mismo interés que de nuestro trabajo en el estudio. Digo que se encargaba también del aseo, porque, cuando llegábamos a la primera hora de clase, pasaba revista a los que él entendía que descuidaban más la limpieza personal. Cuando encontraba a la víctima, encargaba a Pin y Juan José, los más despiertos para la picardía, a que condujeran al pobre descuidado hasta los servicios y lo lavaran a su manera, que siempre consistía en meter la cabeza debajo del grifo a modo de escarnio. Por los gritos de la víctima, el maestro entendía cuando era suficiente el fregoteo.

Don José había sido maestro de varias generaciones, era respetado en el pueblo con la misma autoridad que el cura. Ideológicamente era un hombre conservador y dejaba traslucir esta visión, cuando nos hablaba de la historia más reciente. Le gustaba contar pasajes de la reciente guerra civil, así como anécdotas personales que había vivido durante la contienda.

Narraba, muy impresionado, la fuga protagonizada por el cura del pueblo, don Ramón y por él mismo, cuando la revolución de Asturias. El cura sufría por aquellos días de una gripe poco silenciosa y a pesar de ella permaneció escondido en el desván de la casa rectoral sin que los milicianos, que registraban el resto de los aposentos, se percataran de su presencia. Don José atribuyó esta repentina cura de don Ramón a Nuestra Señora del Rosario, patrona de San Salvador.

Nosotros escuchábamos estos relatos con un silencio más propio de clausura de trapenses que de colegio de niños.

De las clases de don José recuerdo con principal cariño las enseñanzas de Historia Sagrada que él nos leía en tono solemne de la Biblia que tenía siempre sobre la mesa. Relataba de una manera especial el pasaje sobre los hijos de Jacob y la venta de su hermano José a unos mercaderes de Egipto. Esta clase de Historia Sagrada la impartía en la primera hora de la tarde y de esa manera hacíamos más fácil el silencio de todos nosotros, por el sopor que se produce después de comer. Don José rompía este silencio de una manera inesperada para llamar a la disciplina a alguno de los alumnos, y de esta manera interrumpía el relato para mantener la atención del auditorio para la siguiente clase.

Usaba una serie de interjecciones impropias, como can, marc y coria, en su lenguaje pedagógico habitual, que sólo él utilizaba y que jamás volví a escucharlas. Nosotros las parodiábamos en los recreos cuando nos sentíamos lejos de su presencia. Yo creo que las profería para evitar otras interjecciones más habituales en el lenguaje vulgar, pero menos apropiadas en la escuela.

3 comentarios

  • Por adosinda, 22 octubre 2012 @ 21:52

    D. alberto,me emociona leer sus relatos y recordar viejas historias de D.JOSE HEVIA,MAESTRO ejemplar que mi padre me contaba ya que tambien como ud.fue su alumno,no hay que olvidar que fue tambien alcalde de aller,y durante su mandato llego el ferrocarril del vasco hasta cabañaquinta y se realizo el trazado de la carretera de cabañaquinta a laviana mas conocida como la carretera de la collaona.Un procer allerano tan desconocido com olvidado..gracias por recordarlo.

  • Por marjori, 22 octubre 2012 @ 22:23

    Me entusiasma su relato,como siempre con personajes tan reales y tan lejos de nuestro tiempo como añorados,MAESTROS,DE SAPIENCIA Y GENEROSIDAD,desgraciadamente hoy abundan los profesores,y salvo raras excepciones……excasean los maestros,y asi nos va…….

  • Por Gonzalo, 25 octubre 2012 @ 13:08

    Entretenido, como nos tienes acostumbrados,las fotogracias, dejan entrever, un paisaje tipico de Asturias precioso y unico. En cuanto al maestro de escuela de aquel tiempo, un ejemplo para los de ahora , en que la entrega y generosidad , esta en entredicho, al menos en una gran parte de ellos.

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