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DENUNCIAS SIN FIN

Publicado en DIARIO MONTAÑES 2 febrero 2016

presentadores-antena-3                        Hace más de un año, un grupo de 15 personas, representantes de grupos políticos marginales, con el añadido de independentistas y un personaje íntimamente ligado con un terrorista en busca y captura, esperaron en una sala privada del aeropuerto de Barajas. Iban a subir al avión oficial del gobierno venezolano, no en una línea regular aérea y mientras lo hacían, alguien captó con video la escena de espera y el embarque. Transcurrido más de un año, se hace pública la grabación, sin decir quien fue su autor. ¿Los servicios de seguridad?, ¿un periodista al acecho?, ¿un empleado del aeropuerto?. Ahora, los círculos políticos intentan de demostrar algo que para todos ya era evidente: la estrecha relación y colaboración mutua que el gobierno venezolano viene prestando a estos personajes, incluso a terroristas huidos de ETA. Pero nadie dice nada sobre otros aspectos.

En primer lugar sorprende que una grabación de este tipo no haya sido hecha pública hasta hace unos días, después de unas elecciones a las que concurrieron los viajeros. Posiblemente su difusión antes de la campaña electoral no habría cambiado los resultados del 20-D, como tampoco parece que su actual aparición vaya a condicionar la formación de Gobierno, pero es una nueva prueba de a dónde nos conducen algunas fuerzas políticas. En segundo lugar, va a ser difícil de explicar la sorpresa de un Ministro de Interior, que ahora muestra su irritación por el hecho, sin que al parecer, la policía del aeropuerto fuese capaz de advertir el embarque de esos pasajeros en un avión oficial del gobierno de Venezuela. ¿Puede pasar desapercibida la presencia de esa aeronave?. ¿Ningún servicio de control informó al ministerio de ese movimiento de pasajeros?. O, ¿quizás lo sabían y guardaron el video?.

Aquí hay algo que no casa bien. O los servicios policiales informaron, pero no se concedió importancia al hecho, o se ocultó por alguna razón y ahora se difunde. Si la policía y el Ministerio obran así, las culpas debieron caer mejor sobre quienes debían realizar esa labor de control que se supone deben cumplir los cuerpos de Seguridad nacional.

Ahora llega el turno de buscar responsabilidades. No entre los viajeros que, por discreto que pretendiesen hacer su viaje, ni se ocultaron ni nunca han negado sus simpatías por la dictadura venezolana, sino en quienes se irritan por el viaje y el hecho de que lo realizaran en un avión oficial, no de una línea regular de pasajeros, que pasó desapercibido a los servicios de vigilancia. Porque lo que ahora se da a conocer no es el único caso denunciado por la Prensa, sin que la iniciativa de las investigaciones se haya tomado por los órganos competentes del Estado, sino uno más de la cadena de denuncias dadas a conocer por la prensa. Así, por ejemplo, Hacienda no se había enterado de las fuentes financieras que llegaban desde Irán o Venezuela para acabar en poder de algunos grupos políticos o sus representantes, sin que apareciera en sus declaraciones fiscales. Lo mismo ocurrió con el caso Noos, con el descubrimiento de las tarjetas Black de Bankia, con el fraude de los ERES andaluces, con las conversaciones del bar Faisán, con la corrupción generalizada y conocida de los Pujol y la clase política catalana, con el affaire Gurthel, con las grabaciones del presidente de una Diputación contando los euros de una comisión o la de un Ministro de Obras Públicas en sospechosa charla en una gasolinera. Y también ocurrió antes, con la financiación del PSOE en el los casos Flick y Filesa, con la trama de los GAL o en el fraude de la PSV, por citar tan solo los más sonados. En ningún caso ha sido Hacienda o la policía quien detectase anomalías, sino la investigación de la prensa o la información de particulares quienes iniciaron los descubrimientos.

Eso si, para calmar al personal, un fiscal andaluz se pone rápidamente en funcionamiento, si un torero da unos pases a una vaquilla con su hija, en tanto que ningún otro de sus colegas toma decisiones frente a las iniciativas independentistas en Cataluña, el encarcelamiento preventivo de los Pujol ocultando sus desmanes o las subvenciones que llegan a “Podemos” desde Venezuela e Irán. Hay nada mas y nada menos que 1.700 causas abiertas, 500 imputados y solo 20 en presión, tras procesos que iniciados hace cinco años, por falta de medios y enredos en procedimientos de plazos eternos. Por muchas leyes de transparencia y medidas anticorrupción que se dicten, va a ser difícil que esto mejore. Sobran leyes y faltan medios que permitan la toma de decisiones rápidas.

Entretanto, sigamos revolviendo en la basura y continuemos asombrándonos. Quizás , algún día, el hedor despierte la iniciativa de los fiscales que deben velar para que la Policía tome iniciativas y la Justicia castigue la corrupción.

LAOCOONTE

Publicado en >DIARIO MONTAÑES el 7 de noviembre 2015

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Una famosa estatua, expuesta en los museos del Vaticano, muestra la lucha de Laooconte, intentando desesperadamente intentando salvarse con sus hijos de las serpientes que envuelven sus cuerpos, tras haber anunciado a Troya que sería ocupada por sus sitiadores, escondidos en el vientre de un caballo de madera. El mítico héroe, se revuelve contra el castigo de los dioses y aunque tenía razón, la ciudad fue destruida por el acoso y astucia de sus sitiadores unidos en un empeño común. Hoy, muchos siglos después, ya nadie recuerda a Troya y menos al pobre Laocoonte y sus hijos. La Historia no nos dice si el martirizado héroe, era un administrador eficaz de la ciudad o cómplice de su corrupción, sencillamente no se creyó en él. Las murallas de la ciudad parecían lo suficientemente sólidas para contener los ataques y los asaltantes una desorganizada mezcla de tribus con diferentes intereses. Pero Troya cayó.

Todo esto viene a cuento de lo que está ocurriendo en nuestro país. Tras años caminando alegremente al borde del precipicio, fue elegido un gobierno para que arreglara el desastre, y este se dedicó a ello exigiendo el esfuerzo de sus gentes. Las cuentas comenzaron a cuadrar y las deudas a pagarse. Pero la elección no solo se había realizado para solucionar una situación económica, sino para aplicar unos principios ideológicos y unas medidas que fueron ignoradas. Incluso con mayoría absoluta no se procedió a dar pasos firmes en la reforma educativa o la laboral, ni al cambio de la ley electoral, ni a la normalización de una administración dispersa en múltiples municipios y diputaciones, ni al reparto solidario entre comunidades autónomas, ni a cambios en la política energética, la derogación de leyes que atentaban contra su concepción ética de la vida o a un posicionamiento firme contra el separatismo antes de que éste estallase. Y siempre acusando al contrario de ser más corrupto, sin tomar medidas drásticas de regeneración que se encomendaron a los lentos tribunales de Justicia eternamente pendientes de reformas. El componente ideológico quedó arrinconado, mientras se cuidaba rigurosamente el cuadro económico. Para ese viaje no se necesitaba un partido político y la misión podría haberse encomendado al prestigioso gestor de una multinacional, tan solo atento a los resultados de los balances económicos. La política no consiste solo en la administración del dinero público. Necesita acompañarse de un compromiso que entusiasme, de la adhesión de la gente tras unas ideas. Y si estas se diluyen entre cifras o se trasmite una impresión de corrupción y privilegios, la ciudadanía busca nuevas ofertas que susciten atracción y generen ilusión.

Ahora, muchos siglos después, parece reverdecer el mito del asedio de Troya. Han surgido grupos que alzan banderas de regeneración sumando el entusiasmo de los más jóvenes y la frustración de los defraudados, mientras los protagonistas del pasado caos regresan con nuevas promesas, olvidando su responsabilidad aun reciente. Todos unidos en un frente común, para desplazar al gerente de la multinacional. Dentro de poco, los ciudadanos serán convocados para decidir su futuro. Como ocurriera en el mito, una mezcla de micénicos, aqueos y cretenses preparan el asalto de Troya dirigidos por un Aquiles con los talones frágiles por ser el representante de quienes causaron el desastre anterior, aliado siempre que sea preciso con el iracundo Agamenón podemita, en busca de su gloria. Junto a ellos el astuto Ulises aparece como el nuevo elegido por los dioses. Mientras, tras las murallas ahora reconstruidas, los troyanos contemplan curiosos el caballo de madera, cargado de promesas, que los sitiadores han introducido en la ciudad, ignorantes del peligro que espera en su interior. Algunos, como Laocoonte advierten que su aparente inocencia esconde el peligro de destruir lo conseguido con esfuerzo. Pero la Iliada nos ha dejado a los míticos Aquiles y Ulises como héroes, y se ha olvidado de las gestas de los defensores.

Pero esto no es más que un mito narrado por Homero. Aun se está a tiempo de hacer caso a Laocoonte y salvar a Troya.

LA DESAPARICION DE EUROPA

Publicado en DIARIO MONTAÑES 8 septiembre 2015

 

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Para la mayoría es algo olvidado, pero conviene recordarlo. Hubo una vez una civilización que formó un imperio colosal. Desde el centro de Italia, se extendió ocupando Francia, la Península Ibérica, los Balcanes, Grecia, Turquía, Oriente Próximo, todo el norte de Africa y convirtió el mar Mediterráneo en un lago dentro de sus límites. Era el viejo imperio romano. Seguro de su poder, permaneció casi seis siglos, considerando a todos los pueblos que les rodeaban como barbaros organizados en tribus sin ciudades, con costumbres, religiones y lenguas extrañas. El esfuerzo conquistador y civilizador fue diluyéndose y la presión de los que vivían fuera de sus fronteras, empujados por el hambre y la inseguridad, comenzó a infiltrar sus límites mientras los ciudadanos romanos disfrutaban de su bienestar, cargados de impuestos para sostenerse. El imperio acabó, sustituido por múltiples reinos donde los recién llegados, se mezclaron con la población, adaptando las leyes, lengua, religión y formas de gobierno a su propia identidad. De ahí, tras unos siglos de adaptación, surgiría la actual Europa.

Hoy, nuestro viejo mundo está acosado por miles de gentes que huyen de sus lugares de origen, amenazadas por persecuciones o por el hambre. Tienen diferente color, lenguas distintas, costumbres variadas y llegan a millares en minúsculas barcas, sometidos a mafias que organizan su exilio, portando solo lo que llevan encima. Los más afortunados, se amontonarán en poblados marginales de nuestras ciudades y ocuparán trabajos de ínfima calidad.

Ahora, ante las dramáticas imágenes de los muertos ahogados en camiones o en las aguas del Mediterráneo, Europa trata de regular el número de cuántos que puede absorber, olvidando que cientos de miles seguirán llegando. Se teme, no solo la carga económica que ello supondría sino, sobretodo, el impacto en nuestras costumbres. Alarmados, reforzamos las fronteras con alambre de espino, calculamos cuotas por país, gestionamos repatriaciones….pero es una tarea inútil frente a una marea que crece cada día más. Nunca en la historia de la humanidad ha ocurrido una migración masiva de tal escala en tan corto espacio de tiempo. Frente a los 800.000 desplazados tras la Segunda Guerra Mundial, hoy se calculan en varios millones los que ahora que buscan su incorporación a Europa, huyendo del terror y la miseria.

Pero no nos engañemos, Europa no podrá frenar esta llegada masiva. Nada podrá impedir que en el espacio de pocos años, unos decenios a lo sumo, nuestra población se vea poco a poco superada por los recién llegados y sus descendientes, como ocurrió con las invasiones bárbaras, que sustituyeron al viejo imperio romano, adaptándose al mismo pero cambiándolo a la vez. El continente blanco, dominador político y cultural del mundo durante siglos, no será igual en el futuro. Su potencia económica está siendo sustituida por nuevas potencias del lejano Oriente y su demografía es superada ampliamente por las tasas de crecimiento del mundo que le rodea. El desafío no consiste en buscar las formas de limitar el número de los que pretenden llegar. Tan solo una notable mejoría del nivel de bienestar y la pacificación de sus países, puede tener éxito, y eso es una quimera, porque proceden de lugares anclados en la inseguridad y la pobreza de épocas medievales. Mientras la televisión les mostraba nuestros lujos y cómo se vive en ese mundo soñado, queremos que se conformen con un pozo de agua, una mísera escuela y sufran la inseguridad de sus tierras, intentando convencerles que la solución es adaptar la democracia y que salten de golpe desde la Edad Media al siglo XXI. Pretendemos que lo que a nosotros nos llevo siglos, salpicados de guerras y revoluciones, lo asuman de inmediato.

Europa, que dentro de cinco años tendrá más del 30 % de su población jubilada, ya sólo está dispuesta a luchar por defender su bienestar y asegurarse las pensiones. La familia se ha desintegrado, la moral se diluye en el hedonismo, pensamos cómo trabajar menos y soñamos con viajar a paraísos tropicales o lugares exóticos, donde los lugareños nos sirvan un refresco. Pero cuando llegan a nuestras tierras, nos molesta su color, su aspecto, sus costumbres y nos toca repartir con ellos la riqueza ahorrada, hoy amenazada por el envejecimiento demográfico. Mientras nuestras iglesias se vacían y olvidamos nuestras raíces cristianas, nos alarma verlos en sus mezquitas. Mientras nuestros matrimonios escasamente tiene más de dos hijos, contemplamos con desprecio cómo se rodean de chiquillos. Mientras los vínculos familiares se desvanecen en nuestro entorno, nos sorprenden los fuertes lazos que les unen. Mientras nuestras reglas morales se diluyen en el relativismo, nos ofenden sus estrictos códigos de comportamiento. Dedicamos más esfuerzos a tratar de frenar el cambio climático y garantizar la supervivencia de animales exóticos que a luchar contra el hambre.

¡Pobre vieja Europa, ignorante de encontrarse ante el fin de una época!. Hace ya mucho, que prefirió vivir bajo la tutela del Estado benefactor. Ya no quiere tener niños que criar, sino una pensión segura que les asegure el invierno en tierras cálidas. Vieja y cansada, contempla con miedo el desvanecimiento de su mundo amenazado por diluirse con los recién llegados. Como los antiguos ciudadanos del imperio romano, que temían a los bárbaros y levantaban vallados de estacas para detenerles, ignorando que eran la vanguardia de una nueva civilización.

LA CORRUPCION DE LA DEMOCRACIA

 

2Publicado en DIARIO MONTAÑES EL 25 JUNIO 2015

 

Habíamos creído que la democracia consistía en el gobierno derivado de la voluntad de los votantes y nos hemos encontrado con que se sustituye por los intereses de grupos heterogéneos sin un ideario común. Hubo un tiempo en que la Transición se realizó sin mayorías absolutas, sino por consensos que incluyeron a todos. Posteriormente España se ha visto amenazada por una situación crítica al borde de la quiebra económica sin que se consiguiera un pacto de Estado para hacer frente a la situación. Y ahora, se forman heterogéneas coaliciones de partidos, para conseguir mayorías. La corrupción o el deseo de cambio, se esgrimen como excusa, pero ha habido y hay, situaciones extremadamente graves a escala nacional que jamás se intentaron afrontar con políticas de consenso, mientras el ciudadano ve perplejo, como al vencedor se le arrincona y con él a millones de votantes.

A la derecha no le vale ganar las elecciones, sino que tiene que hacerlo por mayoría absoluta. Enfrente, “Podemos” se une a independentistas, los socialistas se apoyan en “Ciudadanos” y si aun no es posible, con todos ellos, con acrobacias políticas cuyo único fin es el desplazamiento del partido que haya obtenido mas votos. ¿Qué tiene de común “Ciudadanos” con “Podemos”?. ¿Qué separa ideológicamente a “Ciudadanos” del partido Popular?. ¿El PSOE asume el nacionalismo independentista?. ¿No existen diferencias entre la socialdemocracia y la ultra izquierda radical?. Si lo que se esgrime es la regeneración, se parte de una base que significa la corrupción misma del concepto de democracia, sustituyendo la voluntad mayoritaria, por la formación de grupos heterogéneos sin más idea común que el rechazo a la derecha, presentada como encarnación de todos los males. ¿No resulta sorprendente que cuando existían y cuando siguen existiendo problemas económicos gravísimos que exigían una política de pactos para hacer frente a ellos, jamás fueron aceptados por la oposición?.

En España se vota contra alguien, más que a favor de alguien. No sirven las ideas, ni la preparación de los dirigentes sino que se sustituyen por el rechazo al contrario. Atrás quedaron los ejemplos de adónde conducen los pactos multiformes que llevaron a la ruina a Cataluña o al desastre del pentapartito de Baleares. Al final, se vuelve a lo mismo y en muchas ciudades y comunidades autónomas se desplaza al ganador por una amalgama de partidos tan solo unidos por el interés en ocupar el poder. Se ha perdido la ocasión de dejar gobernar en minoría a quien haya ganado, escogiendo el camino de arrinconar al adversario por coaliciones de grupos minoritarios. Nada tiene de extraño que aumente la frustración en el votante, viendo cómo su voluntad es sustituida por acuerdos no anunciados en las campañas electorales y que incluso se exhibieron como imposibles. ¿Para qué votar, si al final cualquier malabarismo cambia los resultados?.

La situación es grave, no solo porque supone desvirtuar el deseo de las urnas, sino por las repercusiones económicas y sociales que conlleva. Ya se han anunciado medidas que han alarmado a muchos inversores en un momento en el que España necesita la llegada de dinero que revitalice su economía. Y se sigue sin aprender que la excesiva presencia del Estado y la subvención generalizada, conduce a situaciones de pobreza en vez de solucionarlas. El anuncio de crear bancos públicos cuando el ejemplo de las politizadas Cajas de Ahorro las llevó a la ruina o prometer rentas sociales sin explicar de dónde se va a sacar el dinero, no son más que los primeros dislates que anuncian tiempos de incertidumbre. Ahora se habla constantemente de cambiar las políticas económicas aumentando la protección social con mayores impuestos para los ricos. !Ojalá hubiese tantos en España para que esa fuera la solución!. Pero nadie menciona que el dinero surge del esfuerzo y de la creación de empresas, de reducir los gastos innecesarios y de generar un ambiente que anime a que el inversor extranjero vea atractivo el mercado español. Se proclama la excelencia de una sociedad subvencionada por el dinero del Estado, no de una sociedad dispuesta a esforzarse para crear riqueza.

A los cargos de responsabilidad acceden personajes sin más preparación que su trayectoria como habituales profesionales de la acampada contestataria, del griterío callejero, de la confrontación social, unidos por su afán de cambiar la sociedad sin tener en cuenta si ésta realmente quiere ser cambiada o lo que desea es un buen gobierno. Quienes desafiaron el orden establecido, rechazaban el cumplimiento de las leyes o intentaron asaltar el congreso de los diputados español y el parlamento catalán, son ahora sus ocupantes. Quienes defendían el scratch y el twit injurioso, la lucha callejera, el enfrentamiento contra el orden público, serán los próximos responsables de elaborar leyes, mantener la convivencia y gestionar nuestros dineros.

Cada país tiene lo que se merece y España no es una excepción. Es común la creencia de que los alacranes prefieren suicidarse ante la amenaza del fuego. Lo han hecho millones de votantes de un PP sin ideología, de un PSOE que olvida su responsabilidad, de unos nacionalistas buscando solo la segregación y de una izquierda sumida en las utopías del totalitarismo. De momento solo cabe el recurso a aspirar que la realidad les modere, pero no es fácil que los odios y la escasa preparación personal pueda cambiar de la noche a la mañana. Así que vayan preparándose para los próximos cuatro años.

PONGA UNA ESTADISTICA EN SU VIDA

 

Publicado en el Diario Montañes 27 marzo 2015

estadisticaExisten verdades, mentiras y estadísticas. Con estas hay que tener cuidado, no solo porque aunque afirmen que se toque a un pollo por cabeza, algunos solo lo huelan y otros se coman una docena, sino por ser fácilmente utilizadas como dogmas incuestionables. Según los organismos internacionales, se considera pobreza a la privación de comida, ropa, alojamiento y agua potable, y también se incluyen la carencia de educación, sanidad y trabajo.

Ante el drama de quienes han de buscar la ayuda de organizaciones caritativas para sobrevivir, se esgrime que la pobreza afecta, nada más y nada menos, que a uno de cada cinco españoles. Pero en nuestro país nadie carece de agua potable y más de un 80 % de la población habita viviendas propias, un tercio de las cuales se están pagando por hipoteca, lo que supone un considerable modo de ahorro. De la pobreza se exhiben cifras alarmantes, pero a la vez nos informan que el 20 % de los alemanes limita sus gastos de calefacción por no poder asumir el costo con su salario. Se nos dice que en España hay millones de niños con niveles cercanos a la desnutrición y a la vez se advierte que el sobrepeso entre la población infantil alcanza niveles alarmantes para su salud. ¿En qué quedamos?. ¿Comen o pasan hambre?.

Pese a la crisis, el 74 % de la población tiene internet, el 99 % televisión, el 92 % teléfono móvil y la compra de los de última generación aumenta constantemente. Cada español gasta una media de 500 euros anuales en productos cosméticos y la asistencia al cine ha aumentado un 13%, cifras similares a las del resto de Europa. Las reservas de viajes de vacaciones previstas para este año, superan con creces las de los anteriores. La venta de vehículos nuevos sigue subiendo, los estadios de fútbol o espectáculos musicales, aparecen llenos y las barras de los bares están a tope los fines de semana. Si la situación es tan extrema, ¿cómo se puede tener a la vez altos niveles de equipamiento con bienes superfluos o dedicar tanto dinero al ocio?. ¿ Es esto pobreza?. La asistencia sanitaria o la educación son de acceso gratuito. No existen asaltos a supermercados en busca de alimentos, ni niño alguno sin escolarización, ni falta de atención sanitaria o aumento de enfermedades por desnutrición, por mucho nivel de pobreza que se esgrima. Quienes aparecen como mendigos son, generalmente, inmigrantes en muchas ocasiones profesionales de la mendicidad.

Una parte importante de la población carece de trabajo pero muchos rechazan empleos que consideran escasamente pagados o se consideran pobres por poseer un contrato no fijo, sujeto a las necesidades del momento económico, cuando la inmensa mayoría del mundo occidental funciona sin el mismo. Nos habíamos acostumbrado a conseguir un trabajo para toda la vida y recibir una pensión, al margen de cualquier fluctuación económica, amparados por un Estado que protegía desde la cuna a la tumba, sin que tuviésemos que preocuparnos por la educación, la sanidad y un amplio abanico de prestaciones sociales y subvenciones de todo tipo. Pocos están dispuestos a enfrentarse a la vida sin el amparo de papa Estado.

España es el quinto país europeo por su PIB pero el primero en nivel de desempleo con una cuarta parte de su población y más de la mitad de sus jóvenes carentes de trabajo. El problema no parece residir solo en la crisis económica, sino que algo falla en la política de contratación o en la protección social, que obliga a un autónomo pagar 260 euros por trabajador, mientras que Inglaterra u Holanda abonan 50 y en Francia apenas 10. Aunque tengamos un nivel de presión fiscal equivalente al resto de Europa, en España recae principalmente sobre las empresas privadas y los autónomos, que son precisamente quienes crean empleo, en tanto que las públicas carecen de tributación alguna. En consecuencia, no es de extrañar, que no se contrate. Pero además, ¿qué hacemos para que tan elevados impuestos no se traduzcan en bienestar y siga aumentando el endeudamiento del sector público?. La respuesta hay que buscarla dentro de nuestras propias leyes que en su afán de proteger al trabajador se traducen en paro o en el mantenimiento de una organización publica desmesurada que, a costa de aumentar la presión fiscal, ahoga la iniciativa privada.

Esa es la realidad que deben debatir los políticos y no la exhibición de datos de estadísticos. En tanto crean que su actividad es clave para crear normativas de protección social que adormecen la iniciativa individual y sigan gastando el dinero recaudado con impuestos asfixiantes para mantener estructuras burocráticas ineficaces y proyectos que no generen riqueza será difícil salir de la crisis. Pero si hay algo que adora un político es el poder en si mismo y exhibir estadísticas. Así que descuiden, que no lo harán.

Y DE REPENTE ESTALLO UN TRUENO

Publicado en DIARIO MONTAÑES 1 febrero 2015

 

truenoPor fin, en una reunión de políticos, se ha oído un discurso político. Por fin se ha enviado un mensaje de ánimo. Por fin se ha realizado una critica abierta a las actuaciones. Por fin se han recordado las esencias fundamentales donde asientan los ideales que deben dirigir una acción política. Hasta ahora, legislando pensando solo en las cuentas de resultados, nuestros gobernantes ejercían su labor como podrían haberlo hecho unos directivos, atentos a los balances, los recortes de gasto y la búsqueda de financiación. ¿Qué le importa al ejecutivo el bienestar de sus empleados?. Su preocupación es en mantener su mercado y las ventas.

Desde que el PP ganó las elecciones, su mayor esfuerzo ha sido abordar los temas de una economía destrozada. Pero dejó al margen las reformas que todos esperaban: la reducción del gasto público, tanto a nivel nacional como autonómico, la reforma de la ley electoral, la racionalización de la administración pública, el mantenimiento de la autoridad del Estado sobre los separatistas, la reforma de una justicia dotándola de medios para hacerla más rápida e independiente. ¿Tan difícil era resolver por decreto el desmán de los depósitos preferentes, la eliminación de múltiples empresas públicas inútiles, la aplicación de una reforma educativa en profundidad?. Se han desaprovechado años de mayoría absoluta en busca de consensos imposibles. Y así ha resultado, al amparo de leyes no reformadas, que la Justicia siga dependiendo del ejecutivo, que el endeudamiento de las comunidades autónomas siga creciendo, y que se mantengan medidas laborales que impiden la equiparación del trabajador y del empresario español, en sus derechos y obligaciones, con el resto de los países de Europa.

Ha sido necesario que Moisés descendiese del monte Sinaí y arremetiera contra su pueblo, recordándole sus esencias, clamando por su auténtica identidad y por aquello que prometió en su día, con un mensaje de contenido político olvidado por un ejecutivo atrincherado en la elaboración de leyes y normas como lo podría haber hecho el director de la General Motors. Aznar cometió errores graves en su mandato y los asume. El actual PP ni los reconoce ni los asume. Ni por su turbia financiación irregular, ni por la defensa débil de sus corruptos, ni por su forma de afrontar el separatismo catalán, ni por la condescendencia en la excarcelación de terroristas, ni por su tolerancia hacia el aborto conseguido con los gobiernos de Zapatero, ni con la necesidad de aplicar una firme renovación de la educación. Siempre buscando consensos imposibles, con la historia de la herencia recibida, pensando que las reformas parciales son mejores que los cambios drásticos e incapaz de dirigirse a la nación sin complejos.

Aznar ha surgido como un trueno, frente a un auditorio que esperaba aplaudirle cortésmente sin esperar la reprimenda. Se le tenía olvidado, como al pariente descarriado responsable de la desgracia familiar, y aun son muchos quienes buscan enfrentamientos y desencuentros. No será el Moisés que lleve a los suyos hasta la Tierra Prometida, pero ha cargado contra el Becerro de Oro. No recuerdo que en ningún momento, ningún partido haya hecho una autocrítica pública de su actuación. Ni en el PP, ni por supuesto en el PSOE que silencia los desastres de su anterior gobierno. O de aquellas formaciones más a la izquierda que siguen buscando en el comunismo, pese a su tenebroso pasado, la solución de los males. Hasta hoy.

El problema es si sus palabras serán solo un mal trago pasajero. Gobernar no es solo dirigir un país, sino hacerlo siguiendo un ideario. Si éste no existe, la misión podría encomendarse a un equipo de economistas y juristas, que estudien los balances económicos y el cuerpo de las leyes. Pero ocurre que los partidos políticos se basan en ideas. No es lo mismo gobernar con una visión colectivista que promoviendo la iniciativa individual. No es lo mismo recoger impuestos para que el Estado gestione la economía, que dejar que los ciudadanos dispongan de su propio dinero y ser los motores de la riqueza. Nos hemos olvidado del orgullo de ser una nación y nuestros logros, para sustituirlos por la aceptación de convertirnos en una aglomeración de autonomías enfrentadas, aceptando la educación del esfuerzo mínimo, y tolerando que el Estado se introduzca en nuestras casas reglamentando nuestras vidas hasta extremos asfixiantes.

En los momentos difíciles hay que buscar personas capaces pero, sobretodo, éstas deben tener claras sus ideas. Si todo se reduce a un entendimiento con la oposición, cuando ésta abiertamente la rechaza, el camino debe hacerse en solitario, con el respaldo de la mayoría absoluta lograda. Y si no, pongamos el gobierno del país en manos de un equipo de economistas para que nos saquen las castañas del fuego y dejémonos de zarandajas ideológicas.

DISCURSOS NAVIDEÑOS

PUBLICADO EN DIARIO MONTAÑES 11 enero 2015

 

el_discurso_pol_tico                      La tradición de muchos países reserva un momento al año, en el que quienes dirigen a sus pueblos hacen llegar a sus ciudadanos un mensaje navideño junto al deseo de venturas. Pero como España se ha convertido en un revoltijo de ridículos estaditos, los dirigentes de las Comunidades Autónomas con televisiones públicas que todos pagamos y que nos dejan una continuada deuda en las espaldas, no pudieron sustraerse a la tentación. Se encuentran tan encumbrados entre oropeles que, rodeados de boato, como gobernadores de sus ínsulas de Barataria, y aire de monarcas, imitaron a los estadistas del mundo, dedicando unos minutos a exponerse, rodeados de la parafernalia diseñada por sus asesores de imagen, con planos aéreos, fantásticos encuadres, despachos de lujo, para hacernos creer lo que nadie cree. Todos hablando de unidad, prometiendo trasparencias translúcidas y prosperidades por su gestión. Solo faltaron a la cita aquellos que no tenían una televisión pública a sus ordenes. Bendito sea Dios.

Y ahí estuvieron el Presidente de la Generalidad catalana dando su esperado mitin, el de la valenciana expuesto en un magnífico salón gótico, el del País Vasco tan serio como enfadado en su despacho, el de Galicia como si vendiese automóviles, el de Extremadura en algo tan navideño como una bodega, los de Madrid, y las de Andalucía y Castilla-La Mancha, con la misma cantinela. En sus tresillos o despachos de alta gama, o en minimalistas exhibiciones de vehículos como un vendedor de coches o al calor de una chimenea o paseando entre naranjos, con el esperado mensaje y la misma cara de felicidad por el trabajo realizado, aunque al Presidente de Canarias, que tras llevar un año rechazando la posible existencia de fuentes petrolíferas en sus costas, se acercó a una escollera donde se le escapó un triste gato recorriendo un callejón. Hablando de unidad, prometiendo trasparencias translúcidas y prosperidades que no llegan. ¿Imaginan que los delegados del Gobierno o a los alcaldes de cada localidad con el mismo discursito?. Al fin y al cabo, también son representantes del Estado.

¿Se imaginan al gobernador del cantón de Zurich, al del estado de Nebraska o al presidente del lander de Magdeburgo haciendo lo mismo?. No los busquen, porque en los países serios esa misión queda reservada para los jefes de Estado y casas reales. El resto envía un mensaje por Twitter o un Christmas, pero no se exhibe como si de ellos dependiese la felicidad de sus súbditos.

El Rey escogió para su magnífico mensaje, un decorado falseado donde la bandera de España tenía la misma importancia que un cenicero, hablando de asuntos nacionales de interés general, pero los demás recorrieron sus logros personales o callaron sus egoísmos, mientras la ciudadanía, les prestaba la misma atención que a un anuncio de televisión o aprovechaban para zapear en busca de algo mas interesante. Al menos la publicidad paga sus espacios, pero estos lo hicieron sobre nuestros impuestos, y entre todos seguimos manteniendo la deuda millonaria de las televisiones públicas, donde estos personajes pretenden darnos la imagen de grandes estadistas, llenos de responsabilidad.

Habría sido mas normal que con ánimo de desahogo utilizarán una rueda de prensa o hablasen en sus propios parlamentos regionales, cada uno hubieron dicho lo que les correspondía, atendiendo a lo que la oposición les replicase sin aprovecharse de un escenario propio, cuidando sonido, imagen o mensaje. Este se refleja en los hechos, en sus actuaciones, en su credibilidad o confianza, y no en discursitos almibarados entre sonrisas, con el deseo de una feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Pero detrás ese cada mensaje puede adivinarse una gestión partidista, el escondrijo de la corrupción, la ocultación de la mala gestión, el acrecentamiento de un ego, sin que nada nuevo se añada. ¿Alguno ha dicho algo trascendente?. ¿Ha habido algún mensaje claro sobre su gestión y su futuro?. ¿ Algún oyente se sintió identificado o satisfecho ?.

Pero nada, todos tan contentos. Mecachis, que guapo soy.

LA NARANJA MECANICA DE LOS DOMINGOS

PUBLICADO EN EL DIARIO MONTAÑES, 8 diciembre 2014

                  naranja ¿A que se dedicaba ese hombre de 46 años, con dos hijos y antecedentes de múltiples detenciones por asalto, robo y tráfico de drogas?. ¿Que hacia ese hombre maduro a las ocho y media de la mañana de un domingo, en los alrededores de un estadio, varias horas antes de que el partido comenzase?: prepararse para el habitual enfrentamiento con los componentes de otras tribus del mismo perfil. Y ese tuvo lugar, a primera hora de un desolado y frío domingo, armados de barras metálicas, bates de béisbol y navajas. Desayunados con vino y ansiosos de descargar sus odios, convirtieron la adormilada mañana dominguera en una batalla campal, durante la cual acabó apaleado y arrojado al gélido Manzanares de diciembre, de donde fue sacado cuando la hipotermia y las heridas acababan con su desgraciada vida.

La víctima, por su edad y antecedentes era algo más. Como muchos, estaba “los lunes, al sol”, pero no le impedía formar parte de una Peña deportiva, desplazándose a diferentes ciudades a lo ancho de la geografía española, con dinero suficiente para pagar los viajes o comprar entradas. Se dirá que es una muestra de la crisis económica actual, pero su marginación es muy anterior, y forma parte del lumpen urbano, vinculado a grupos que hacen del odio y la confrontación la razón de sus vidas, disfrazando su actitud bajo la parafernalia de la barroca simbología que les identifica como parte de la tribu. Basta escuchar sus gritos para reconocer la costra ideológica con la que pretenden disfrazarse. No les interesa la política, ni siquiera en sus formas más deleznables. Ni les mueve la excelencia de una raza, ni la de una clase social. Solo pertenecen a su tribu, único lugar donde encuentran cohesión. Su meta es la provocación y el enfrentamiento. Convierten en insignias políticas, en patológica violencia, entrenados en frecuentes luchas callejeras, destructores del mobiliario urbano, profesionales de la algarada, el scrath y la pintada, forman parte de los grupos anti sistema que encontraron sus primeros ejemplos en la kale barroka del radicalismo vasco. Luego llenaron los graderíos con el apoyo de muchos dirigentes del futbol que confundieron sus gritos con el entusiasmo deportivo. Y al final, tomaron las calles. Nunca consiguieron nada en sus vidas, buscaron que la sociedad les diese lo que ellos consideraban un derecho y ni asumieron obligaciones ni esfuerzo personal. Al final, idolatran la protesta como su horizonte, el derrumbe de una estructura social de la que se sienten marginados y ahogan su odio en el alcohol, la droga y la violencia. Las leyes para ellos, hay que modificarlas en su provecho. Y mientras tanto exhiben su protesta, con el reconocimiento de algunos que les utilizan como ejemplo de una sociedad injusta.

Frente a ello, en vez de aislarlos y perseguir sus comportamientos, les consideramos abanderados de una revolución necesaria, y víctimas de una sociedad, de la que hace tiempo renegaron, esperando los beneficios de su propia actitud. Se buscarán responsabilidades en los cuerpos policiales y se olvida que son grupos de delincuentes, profesionales de la violencia, que no buscan el triunfo de sus colores, sino la forma de satisfacer sus instintos de odio hacia una cualquiera que no pertenezca a su tribu. Su lugar no son las gradas de nuestros estadios, ni los paseos de nuestras calles. En los años 70, la famosa “Naranja mecánica” mostraba el comportamiento de un pequeño grupo, que encontraba en la ultraviolencia la razón de su existencia. Ahora, ya no son cuatro o cinco, sino centenares y el enfrentamiento deportivo es la excusa esgrimida. Mañana actuarán en cualquier lugar, y serán necesarios despliegues militares para contenerlos. Pero entretanto, bueno será que, tras inútiles detenciones, la Justicia aplique medidas drásticas de condena, lo suficientemente disuasorias como para que la “naranja mecánica” no vuelva a actuar. O volveremos a lamentarnos. Los jueces tienen la última palabra

LA ZORRA Y LAS UVAS

Publicado en EL DIARIO MONTAÑES 12 noviembre 2014

M Rajoy                                   ¿Cuántas veces se dijo que el referéndum catalán no ocurriría?. ¿Cuántas veces se afirmó que el Estado no iba a permitir consulta alguna?. ¿Cuántas veces, con tono solemne, se afirmó que no tendría lugar?. Pues de lo dicho, nada. Pese a los pronunciamientos políticos y a todos los dictámenes del Tribunal Constitucional, el Supremo y el Consejo de Estado, se pusieron las mesas y urnas electorales, se utilizaron mozos de escuadra, publicidad, lugares y fondos públicos, se albergó a supuestos observadores y los nacionalistas consiguieron su objetivo. Dicen que mas de dos millones han votado, pero hubiera dado igual que lo hiciesen unos pocos o la población entera, inmigrantes de Bangladesh y menores de edad incluídos, mientras la presidencia de la Generalitat alardea de ser responsable, ya sin esgrimir la excusa de la iniciativa popular. Desde el momento en que el propio ministro de Justicia dijo que no interferiría si no se celebraban en lugares oficiales, el Estado había claudicado. ¿No lo son lugares los colegios públicos o los servicios de seguridad?. ¿Consideraba el señor ministro, que la consulta se iba a celebrar en un parque?. Ahora, como siempre, la Fiscalía del Estado, se dedica a contemplar si hubo o no delito. A buenas horas, mangas verdes.

Con la ultima escenificación podemos afirmar que de hecho, Cataluña actúa separada del resto de España. El desafío anunciado desde hace meses, se ha consumado sin más respuesta que considerar una simple querella y ahora tenemos a los nacionalistas en su camino victorioso hacia la independencia, mientras quienes deben velar por el cumplimiento de la Constitución siguen mirando a las musarañas. Por mucha cantinela que nos cuenten, la presencia del Estado en Cataluña es una quimera donde el Estado ni actúa frente a un referéndum ilegal, ni en campo alguno. La educación es competencia de la Autonomía catalana, pero los contenidos corresponden a la inspección central y jamás se vigilaron. La ley de bilingüismo no se cumple, ni la de banderas o las representaciones extranjeras. Incluso la Fiscalía, que todavía sigue sin imputar al ex presidente Pujol, se dedica a estudiar ahora si se ha incumplido la ley.

El Gobierno nacional, inane y pasmado no existe en Cataluña. Se ha abandonado por completo la responsabilidad de defender los derechos de todos, incluidos los de aquellos catalanes que también se consideran españoles. Mucho proclamar que no se iba a celebrar y se hizo. Mucho proclamar que caería el peso de la ley, y ésta no actúa. Mucho decir que se velaría por los intereses de todos y si te ví no me acuerdo Un Gobierno atento solo a resolver los problemas económicos, amenazado por otras fuerzas políticas que avanzan, acosado por escándalos y siempre temeroso de tomar decisiones impopulares, al final se ve abocado al ridículo. Lo ocurrido en Cataluña es la versión de la fábula de la zorra que, incapaz de conseguir las uvas, las rechazaba por considerarlas que no estaban maduras.

Si hay algo tan despreciable para el ciudadano como la corrupción, es la ineficacia de un Gobierno. Y los actuales partidos políticos se han mostrado sobradamente incapaces. El PP, tras llenarse la boca de proclamas inútiles y el PSOE, ahogado entre mensajes contradictorios. Cuando con mayoría absoluta se ha sido incapaz de detener el desafío de la consulta catalana, ya me dirán qué se puede esperar si tiene que gobernar en coalición con otro lleno de dudas de cómo actuar. Si solo pretendiésemos el respeto de las leyes, contrataríamos abogados. Si quisiéramos administradores buscaríamos gestores económicos de trayectoria empresarial brillante. Pero si elegimos políticos es para que gobiernen un país, dicten leyes y las hagan cumplir. Pero aquí, ni se ha dictado ley alguna, ni se ha hecho cumplir la ley. El Gobierno ha quedado desacreditado, permanentemente enrocado en su afán de diálogo inútil.

Cataluña, de hecho, ya no es parte del territorio nacional. Ni se cumplen las leyes del Tribunal Constitucional, ni existe presencia y autoridad española, ni hay voluntad de hacerlo, por un gobierno temeroso de tomar medida alguna. Esa es la realidad mostrada el pasado domingo, cuando casi dos millones de personas han votado afirmativamente en el referéndum, en su inmensa mayoría a favor de la independencia.

Quizás sea hora de realizar realmente un referéndum en serio y que sean los propios catalanes que se consideren españoles o vean sus intereses en peligro quienes tomen la iniciativa de defender sus intereses, porque el Estado se muestra incapaz de ello. Si como resultado Cataluña prefiere la independencia, que lo sea, y nos dejen al resto la tranquilidad de no seguir manteniendo una situación de desafío permanente e incluso el desgaste económico que supone mantenerla. Y si resulta excesivo que sean las fuerzas vivas catalanas, sus empresas, bancos, comerciantes, quienes se hagan oír frente al independentismo. Por lo menos nos ahorraríamos el bochorno de la zorra incapaz de alcanzar las uvas.

OLOR A PODRIDO

Publicado en Diario Montañes el 29 octubre 2014

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Va a ser muy difícil recuperar la confianza hacia una clase política y unos sindicatos que se aprovecharon de su situación para enriquecerse. La disposición a su antojo del dinero público ha conducido a que la sospecha se extienda a todo el conjunto, y ahora no tienen que esforzarse en mostrarse eficaces sino honestos. Pero con la excusa de la presunción de inocencia y la espera de los pronunciamientos de la Justicia, se empecinan en mantener una imagen ajena a la corrupción, más atentos a denunciar las conductas del adversario que en lavar su propia imagen.

Lo vemos cuando el PP, con la excepción de las rápidas declaraciones de Esperanza Aguirre, no toma medidas fulminantes ante el escandaloso comportamiento de un ex vicepresidente del gobierno, su lenta condena del ex senador Bárcenas, negar la trama Gurtel, o las recientes detenciones de personajes en la operación Púnica. Lo vemos, de igual forma, cuando el PSOE sigue manteniendo la inocencia de los Presidentes de Andalucía bajo los que se urdió la trama institucional de los ERES y una ex ministro de Zapatero está encausada bajo sospecha de turbios negocios mientras otro se reunía en gasolineras gestionando asuntos aun no aclarados. O cuando CIU sigue evitando mantenerse al margen de las actividades del “Honorable” Pujol y su entorno familiar o el alcalde de Barcelona, con su cuenta millonaria en Andorra. O cuando los sindicatos ignoran su participación en el negocio de los ERES que han conducido a la imputación de destacados responsables en Andalucía y Asturias, cuando dos ex presidentes de Baleares se encuentran en prisión por robo y cuando la Casa Real ve a sus familiares y colaboradores envueltos en tramas de corrupción.

Las tarjetas negras de Bankia son la traca final de la destrucción de las Cajas de Ahorro, en manos de políticos y sindicalistas, que ha seguido al saqueo de los comisionistas catalanes y valencianos, al encarcelamiento de dirigentes de la patronal empresarial, presidentes de diputación y alcaldes cuyos despilfarros infames condujeron a la ruina de ayuntamientos. Todo un rosario de instituciones y organismos públicos infectados por la codicia y mas que quedaran por llegar, a poco que se siga escarbando. Hoy todos están bajo sospecha: Tribunal de Cuentas, partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, ayuntamientos, diputaciones… hasta llegar a la astracanada del jovenzuelo con acceso a los núcleos de poder, cuya presencia todos ignoraban.

Pese a la continuada cadena de escandalosos comportamientos, de haber promocionado a los responsables sin vigilar su actuación y ser cómplices del encubrimiento, se sigue pretendiendo que la gente confíe en ellos y se esgrime, como un espantajo, el miedo al cambio que represente cualquier iniciativa que desafíe su permanencia. La irritación ciudadana, que viene sufriendo las consecuencias de una crisis económica con pérdidas de trabajo, sueldos congelados, desmoronamiento de empresas y elevados impuestos, conduce inexorablemente al rechazo hacia quienes han conducido a esta situación. El régimen instaurado por la Restauración de Cánovas en 1878, con años de alternancia política entre moderados y liberales, acabó hundido por el caciquismo, la conflictividad social, el nacionalismo catalán, el descrédito y la corrupción. Un siglo después, hemos regresado a una situación similar, con el desprestigio de los partidos políticos surgidos en la Transición, los problemas económicos y el riesgo de la disgregación del país, donde en vez de perder Cuba, estamos a punto de perder Cataluña.

En épocas pasadas, el hambre, los impuestos abusivos o la injusticia, acababan en revoluciones que conducían al derrocamiento del poderoso y el ajuste de cuentas. Hoy, en nuestro entorno, son las urnas las que expresan el sentir del pueblo. Existe el temor a que formaciones con planteamientos populistas ocupen el protagonismo político, considerándolos como irresponsables radicales que hundirán mas al país. Probablemente pueda ser cierto, pero la irritación de la gente no está dispuesta a tolerar más desmanes y los partidos políticos actuales se están haciendo cómplices de esta situación. La mayoría de los desencantados actuales han sido votantes el PP y del PSOE. Si “Podemos” aumenta día a día sus intenciones de voto, nutriéndose de los antiguos votantes de estos partidos, no es solo la expresión de una izquierda radical, sino que también recoge también el sentir de las nuevas generaciones. Ya no se pide tan solo la aplicación de la Justicia, siempre lenta y muchas veces condescendiente con el poder, sino de los comportamientos personales y los modos de gobernar. Aunque a esto se le llame antisistema, se les debe agradecer la manifestación de irritación generalizada que ha levantado la alarma en una clase política con demasiados infectados de codicia.

Algo huele a podrido, no en Dinamarca, sino en España. Mientras tanto, siguen para muchos los días de vino y rosas, el baile en Capitanía y la contemplación de la prima de riesgo como el Santo Grial que solucione los problemas, ignorando la llegada de nuevos tiempos. Que luego no se lamenten, porque no solo cosecharon lo que sembraron, sino que pasaron a la Historia como responsables del naufragio. Y quedamos a la espera de que una próxima operación policial siga expandiendo el olor.

Opiniones Libres