«Queria convertirme en un reformador y en cambio me he convertido solo en el historiador de la decadencia». Ludwig von Mises.
Pues si , lo confieso, yo siento envidia de las Naciones que no se torturan, que conociendo su historia adoptan decisiones de futuro asumiendo su pasado sin dejarse acobardar por los apóstoles totalitarios de lo políticamente correcto , siempre tan dispuestos a falsificar la historia como a agredir el idioma.
Siento envidia de los Países que hacen de la educación pilar básico de su futuro, que reconocen el esfuerzo y no premian ni subvencionan a los vagos.
Siento envidia de las Naciones con sociedades que reconocen el trabajo , lo valoran y no piden al Estado que les arregle la vida , que trabajan y se esfuerzan para disfrutar del inmenso placer de sentirse libres.
Envidio a los Países en donde cada cual vive de lo suyo y ni los ecologetas, ni los sindicatos, ni los partidos políticos han logrado secuestrar la mente de los ciudadanos hasta el punto que parezca normal vivir del dinero de todos y no exclusivamente de sus afiliados.
Ansío que en mi País nadie quede señalado eternamente por un fracaso y el esfuerzo de volver a intentarlo no sea un sueño imposible por la intransigencia de una sociedad que tiene como máxima aspiración entrar en la nómina del Estado.
Me gustaría que mi País no fuese el patio de cotorras sordas que es ahora, que las propuestas no fuesen descalificadas a priori en función de la tribu a la que pertenezca el emisor y que los problemas muy reales que tenemos sean debatidos en profundidad para que los zoquetes que pueblan el territorio nacional puedan desasnarse.
Aspiro , sin mucha esperanza, a vivir en un País mejor , también a ser plenamente libre , a que el esfuerzo sea la herramienta de mi bienestar y a responder de mis actos.
Además no pienso callarme nunca.
¡ pues lo tiene usted crudo herr Osterreicher!. Esas son las vivencias normales de cualquier ciudadano en cualquier país occidental. Pero usted tuvo la desgracia de nacer en un país envidioso, lleno de prejuicios, tramposo, cruel con sus ciudadanos, atrapado en sus complejos, ignorante de todo e inquisidor hasta los genes.
Le recomiendo Andorra, donde , al menos, no pagara impuestos abusivos
Lo malo admirado D. Gato es que Andorra no tiene playa.