Vigésima historia: parroquia de San Salvador de Cabañaquinta

Fotos modernas:

Iglesia parroquia de San Salvador de Cabañinta

Ayuntamiento de Aller en Cabañaquinta, capital del Concejo

Vista panorámica de la Villa de Cabañaquinta

Vista panorámica de San Salvador de Cabañaquinta en 1919

La plaza de la Villa con la casa de los Quijano en la parte izquierda en 1950

Carrera ciclista durante las fiestas de Nuestra Señora del Rosario en 1964

San Salvador de Cabañaquinta es la capital del Concejo de Aller. Es una villa pequeña que tiene zona rural y un término más urbano, pero en definitiva un pueblo. Aunque, por accidente, había nacido en la capital siempre me he sentido de mi pueblo. Los niños en los pueblos tenemos un mayor contacto con  la naturaleza y con el entorno. Conocemos y distinguimos mejor la fauna y flora, así como los distintos pasos en el mundo vegetal y animal. Reconocemos las distintas aves, cómo y dónde anidan según la especie, o las distintas clases de árboles por el tipo y tiempo de hoja. Es un aprendizaje de generación en generación. Se va pasando de jóvenes a niños a través de la escuela, los juegos y la convivencia.

San Salvador de Cabañaquinta es un pueblo metido en un valle que se ensancha desde el río Aller, que corre, bordeando el final de la ladera del monte Renorios, hasta la falda de la Colladona.

La carretera de la Laviana es el mejor observatorio para contemplar el pueblo en vista panorámica. Es una carretera famosa porque a través de ella se comunican los dos valles mineros  más importantes de Asturias; el del río Caudal y el del río Nalón. También le viene la fama porque, en los tiempos de la posguerra,  fue territorio que frecuentaban los maquis, o los huidos al monte, que era la manera como el pueblo los llamaba.

La curvona es un lugar singular y privilegiado en esta carretera para divisar el pueblo desde lo alto. Es la primera curva más pronunciada, que está a un kilómetro del pueblo y asciende en tan poco recorrido unos trescientos metros por encima de él. Este trayecto hasta llegar a la curvona es un paseo agradable, porque el trazado de la carretera de la Laviana se dibuja a todo lo largo y ancho de la ladera sur de la montaña hasta llegar a la cumbre que se denomina el Alto de la Colladona.

Desde la cima hasta Pola de Laviana se extiende el valle de la Aldea Perdida que describe, en la novela del mismo nombre, el escritor asturiano  don Armando Palacio Valdés. A mí me gusta más el valle de San Salvador.

Es una carretera muy soleada en la que caminas muy a gusto durante las cuatro estaciones del año, pero de una manera especial en la primavera.

Todos los años inicio la subida con alegría pero siento pronto en las piernas lo empinado del camino. Se hace necesario el primer descanso en el muro protector de la calzada, justo enfrente de la pumarada de Serafín, víctima éste del primer hurto de manzanas de todos los niños del pueblo. En este lugar disfruto contemplando el deslinde, entre carretera y pomarada, cuajado de rosales con flores blancas y rojas a lo largo de toda la zarza.

A partir de aquí existe una zona más sombría por las copas de los árboles a ambos lados de la carretera que impiden con las hojas el paso de los rayos del sol.

Más adelante llaman la atención los restos de un viejo cargadero de carbón, que contrasta con el verde fresco que lo invade por todas partes.

Sigo caminando hasta enfocar los últimos metros para llegar a la curvona. Esta curva más pronunciada no tiene muro protector, porque la franja que mira hacia el pueblo sobresale como un amplio balcón natural donde  puedo descansar y a la vez contemplar el inmenso, hermoso y atractivo cuadro de San Salvador de Cabañaquinta.

Destacan en esta vista panorámica tres pinceladas paralelas de arriba abajo que enmarcan la parte derecha de este gigantesco paisaje. La verde transparente salpicada de espuma blanca del río Aller,  mojando la ladera del monte Renorios, pegada al marco derecho del lienzo. La plateada y reluciente de las vías del ferrocarril que corren paralelas al curso del río. Y la pincelada negra más ancha y centrada, la carretera general que divide al pueblo en dos zonas; la rural al lado izquierdo y la más urbana al derecho.

En la parte más centrada de la zona rural destaca la mancha rojiza de los tejados apiñados entorno a la plaza del pueblo. Me atrae no sólo por su colorido sino porque instintivamente busco el tejado de la casa de los Quijano donde pasé toda mi infancia.

En la parte superior de la pintura aparece la iglesia del pueblo, con la imagen sobresaliente del Sagrado Corazón de Jesús con los brazos abiertos,  como queriendo abrazar  a todos los feligreses de San Salvador de Cabañaquinta. Avisto por encima y detrás de la Iglesia,  el cementerio que se posa sobre una pequeña loma luciendo los mármoles blancos que resaltan en la parte superior del lienzo.

El resto de la parte rural está salpicada a lo largo del margen izquierdo del cuadro por los dos barrios sobresalientes. El barrio de la Vallina en la parte más alta y el del Barrero a la altura de donde estamos, centrado y bajando disperso hasta la gran mancha rojiza de la plaza.

En la zona más urbana del pueblo distingo la torre del Ayuntamiento del Concejo con el viejo reloj coronado por la campana y los jardines que rodean el edificio, justo en el centro de este hermoso paisaje a la orilla derecha de la carretera general.

La naturaleza humana, animal y vegetal de las cuatro estaciones del año ponen el colorido, la música y el ambiente, para mí sugestivos, en la vida de San Salvador de Cabañaquinta.

6 comentarios

  • Por Emilio, 17 septiembre 2012 @ 8:31

    Aunque nunca estuve físicamente allí, acabo de estar unos minutos imaginándome su pueblo. Muy bonito debe de ser ese paraje.

  • Por Juanan, 17 septiembre 2012 @ 8:34

    Muy bien descrito y con mucho gusto. Ya quedan pocos que saben echar mano,como Dios manda, de los adjetivos. Mis felicitaciones

  • Por David, 17 septiembre 2012 @ 8:35

    Bravo Don Alberto. Genial como siempre. Un abrazo muy fuerte.

  • Por pepe, 21 septiembre 2012 @ 12:33

    EN EL CONCEYU DE ALLER…..CABAÑAQUINTA….HAY UNA NEÑA DE BIEN…QUE A MI ME QUITA LA VIDA Y EL QUERER…
    !SO!…CASOMERA QUE RINCHA COCHANZO….Y CABANAQUINTA….TAA MAS ABAXO..EN HORA BUENA POR TUS ESCRITOS ALBERTO,SI ESTA BIEN ESTAR INFORMADOS DEL PRESENTE…NO POR MENOS, ES ESTAR INFORMADOS DEL PASADO….GRACIAS

  • Por adosinda, 21 septiembre 2012 @ 13:30

    Desgraciadamente don Alberto….la Arcadia de san salvador….se va disipando a golpe de piqueta destructora…amparada en la voracidad pecunaria de los ayuntamientos y el boom de la construccion..han derribado el chalet palacio de los fidalgos y recientemente la casa de los quijano un claro y bonito edificio de estilo cantabro montañes,donde ud. vivio asi como la casa aledaña de principios del siglo dieciocho ,datada como la edificacion mas antigua da cabañaquinta.
    Lo cierto es D.Alberto que mas vale hablar de recuerdos…..que de nada….y como decia nuestro procer jovellanos:quien se olvida de su pasado….esta condenado en el futuro…..a encontrarse con el.

  • Por Placi sobrino, 25 abril 2013 @ 13:15

    GRACIAS TIO ALBERTO POR HACERNOS RECORDAR TAN BUENOS MOMENTOS UN ABRAZO .

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