Décimo séptima historia: Don Aniceto el cura de misa y olla

Llamas es un pueblo del Alto Aller que está enclavado entre Collanzo y Casomera, es una parroquia grande porque a ella pertenecen todos los pueblos y caseríos de la zona de Conforcos. Este es el valle donde nace el río Aller, es uno de los lugares más ecológicos y paisajísticos del Principado de Asturias. En este valle se encuentran las famosas Hoces del río Aller, los mejores hayedos de Asturias y las pocas parejas de urogallos en libertad que aún quedan en la península.

La parroquia de Llamas es otra de las más ricas del concejo de Aller porque, además de las propiedades rústicas, tiene un molino que muele para toda la comarca de Casomera. Los clérigos de finales del XIX y principios del siglo XX necesitaban, además de las escasas limosnas, otros ingresos, que en este caso eran en especie, porque de este modo cobraba el cura molinero de Llamas.

Don Aniceto, el cura de Llamas, era un cura de los que llamaban de misa y olla, que la Real Academia define como clérigo de cortos estudios y poca autoridad, de aquellos sacerdotes de finales del siglo XIX que estudiaban la carrera en tres años para que pudieran impartir cuanto antes los sacramentos y así atender las parroquias más rurales del Principado. Don Ceto, que era como llamaban al cura en el pueblo, tenía más modales de paisano que de clérigo, la sotana era el único distintivo que mostraba la profesión, por lo que en este caso si podemos decir que el hábito hace al monje, pero qué hábito el de don Ceto. Cuando hablo de don Aniceto me vienen a la memoria el cura de Maqueda, el clérigo que mataba de hambre a Lázaro, el pícaro de Tormes, sobre todo por la tacañería que ejercía, y el Dómine Cabra del Buscón de Francisco de Quevedo por su aspecto externo.

El cura de Llamas llamaba la atención por el porte que presentaba a la vista de los feligreses y demás cristianos, tenía restos de harina de la cabeza a los pies, sucia y deslucida la sotana con el color verdoso del paso del tiempo, parecía que tuviera moho añejo en ella, no usaba alzacuello blanco como el resto de los clérigos y el pescuezo de avestruz salía de la sotana dando una apariencia de un mayor desaliño. Además era alto, flaco con los brazos más largos que las mangas de la sotana, despeinado, con la cara famélica como la calavera que hay pintada en los carteles de los postes de alta tensión, y los ojos tristes, miopes y saltones de lechuza. En el pueblo no le conocieron otro calzado que los escarpines con madreñas y unas botas viejas, gastadas y con ventilación, que sólo utilizaba para las tres grandes solemnidades litúrgicas del año.

Además de este aspecto estrafalario y grotesco que lucía, tenía una voz gangosa, más para contar chistes a la feligresía que para predicar el evangelio, pero la voz no era lo malo de este clérigo, sino lo que decía. Su fama era tal que muchos de los paisanos de los pueblos vecinos, que pasaban por Llamas con el ganado camino del puerto de Vegarada, hacían la parada obligada para oír el sermón dominical de don Aniceto. La mayor parte de ellos lo hacían más como atracción humorística que por razones cristianas del cumplimiento dominical.

            Don Aniceto aprovechaba los domingos en la misa para dar los avisos de los horarios del culto y del molino pero nunca para predicar. En el pueblo de Llamas no se tiene constancia de las predicaciones piadosas del cura, salvo las de la liturgia de la misa, bodas, bautizos, funerales y entierros. Se salían de estos cultos el rosario, algunos días por semana y los vía crucis los martes y viernes durante la cuaresma.

En su prédica dominical el cura de Llamas pedía a los feligreses que le devolvieran la escalera, que había prestado a uno de los vecinos, y advertía que si para el domingo próximo no la tenía en su poder diría el nombre del vecino distraído. Durante esta disertación dominical anunciaba los precios de la molienda según los pesos y medidas locales, otras veces hablaba de la prohibición de pescar truchas en el reguero de suministro de agua del molino sin su permiso, y menos cuando el cura estaba ausente de la parroquia.

El cura de Llamas practicaba un sistema de pesca para la captura de truchas,  que sólo utilizaba cuando tenía invitados a otros clérigos por culpa de algún funeral, porque de esa manera tenía menos gastos en la pitanza funeraria. Este arte para la pesca de la trucha consistía en amarrar un saco de esparto, a modo de guante, al final estrecho del conducto de madera que suministraba agua al molino, y de esta singular manera entraban las truchas en el saco. El cura otras veces taponaba la entrada de agua y secaba el cauce para pescar más peces, pero este procedimiento de pesca sólo lo utilizaba cuando los funerales eran de primera y venían más curas celebrantes.

En uno de estos funerales en la parroquia de Llamas vinieron varios curas de la comarca para oficiar con don Aniceto, nada anómalo pasó durante la celebración hasta que llegado el ofertorio don Vicente, el cura de Collanzo, observando que el párroco se le había olvidado pasar el cepillo de las limosnas,  se quitó el bonete y comenzó el petitorio por toda la iglesia, cuando don Vicente llegó al presbiterio con las limosnas, don Aniceto le arrebató el bonete con violencia y con ira mientras le dijo en voz alta:

-       ¡En mio casa mando yo, en la tuya to[1]!

Luego en la sacristía don Aniceto les hacía la siguiente observación a don Vicente y al resto de los curas, mientras bajaba el tono de voz en plan confidencial:

-  La gente abrió un güeyu[2], el día que abra el otru tenemos que cerrar la iglesia.

            No quiero silenciar uno de los incidentes más sobresalientes que más fama dieron a don Ceto, el cura de Llamas. En una de las pláticas dominicales el cura planteó una queja a los vecinos del pueblo y lo hizo con estas increíbles e insólitas palabras:

- El lunes de madrugada cuando vine a la iglesia desde la casa rectoral, me encontré en el atrio, justo delante de la puerta del templo, una enorme cagada -.

Las risas invadieron el eco de la iglesia y rompieron en una estruendosa carcajada. El cura muy serio y sin perder la compostura continuó de esta guisa:

- No os riáis porque la porná[3]no era una broma. –

Los que más se reían eran los forasteros que no salían de su asombro, porque los del pueblo estaban curados de espantos. Y continuó diciendo:

-  Esta cagada además es de mujer, sí, sí, no os extrañe porque estos dos dedos no engañan.-

 Señalando con los dedos índice y corazón unidos con la mano derecha en alto dijo:

-  ¿Sabéis cómo lo supe?-.

La cara de asombro de la feligresía y demás concurrencia no daban crédito a las palabras del cura.

-       Porque medí la distancia que hay entre la cagada y la meada, sólo había dos dedos y estos dedos míos no engañan-.

Así fue como terminó el sermón del día de Pascua de don Aniceto, el cura de Llamas. Y Aquí concluyó la metamorfosis de don Aniceto, primero en don Ceto hasta llegar a conquistar la categoría indiscutible de don Zote con esta homilía tan edificante.

Don Feliciano, el canónigo, cuando escuchaba los relatos de don Aniceto, decía que más que don Zote era un mazcayu[4].



[1] To, esta manera de decir to por tú es una de las modalidades del bable en esta comarca.

 

[2] Güeyu, ojo.

[3] Porná, excremento, defecación.

 

[4] Mazcayu, majadero, necio, grosero.

7 comentarios

  • Por Anacoreta, 23 abril 2012 @ 9:18

    Un artista , se señor.

  • Por gatorabioso, 23 abril 2012 @ 19:56

    Otra magnifica historia costumbrista, pero… ¿ cómo consigue usted los dibujos ” ad hoc” de un artista como Nestor?

  • Por VERITAS, 4 mayo 2012 @ 21:06

    UNA HISTORIA TAN SORPRENDENTE,COMO SIMPATICA Y HUMORISTICA,Y ADEMAS VERIDICA,PUES SOY DE LA ZONA Y MI ABUELA NONAGENARIA,ASI ME LO CONFIRMA

  • Por valdefarrucos, 4 mayo 2012 @ 21:18

    Me encanta la sorna y picaresca con que describes tus historias….que detallan con humor un tiempo pasado,que muchos debemos y tenemos que recordar…..gracias por tus escrito y anecdotas…..y espero que escribas muchos mas.

  • Por veritas, 5 mayo 2012 @ 19:37

    don Alberto,me encantan sus historias graciosas y costumbristas,sacadas del desvan de los recuerdos de otros tiempos ya pasados y que fueron en su dia,autentica realidad.

  • Por Gregorio Lopez, 12 diciembre 2012 @ 0:44

    Gracias por este sito y paginastodos los temas que hay aqui son de enseñanza muy valiosa.

  • Por Burton Trejo, 12 diciembre 2012 @ 1:45

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