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Por la vacuna contra la meningitis B

El pasado día 24 se celebró el Día Mundial Contra la Meningitis. La Fundación ‘Irene Megías contra la Meningitis’, de la que es director general mi amigo Santiago García, ha lanzado una campaña en la búsqueda de apoyos para que el ministerio de Sanidad autorice el uso general de una nueva vacuna contra el meningococo de tipo B, que mejore el control de la enfermedad entre la población en general. Mantienen abierta una recogida de firmas (http://goo.gl/mifZHr). Aquí puede obtenerse más información sobre la campaña (http://goo.gl/ozjDIH). Santiago publicó con motivo del este día mundial una tribuna de opinión, que hoy ocupa mi espacio en este digital.

Os invito a leer el artículo, pero sobre todo a apoyar la campaña. Muchas madres y padres, y muchos niños, os lo agradecerán.

VACUNA CONTRA LA MENINGITIS B, UNA NECESIDAD SOCIAL URGENTE (Santiago García, director general de la Fundación ‘Irene Megías Contra la Meningitis’)

Este 24 de abril, auspiciado por CoMO (Confederación Mundial de Organizaciones de Meningitis) se celebra por séptimo año consecutivo el Día Mundial de la Meningitis, destinado a la divulgación y concienciación global sobre esta grave enfermedad y sus temidas consecuencias, que aún hoy todos podemos comprobar periódicamente en los medios de comunicación, así como sobre las formas de prevención disponibles.

Cuando en 2006 unos padres españoles, Puri y Jorge, afectados directamente por la terrible pérdida de su hija de 17 años, creaban la Fundación Irene Megías contra la Meningitis (representante nacional de CoMO), venían a cubrir un vacío importante en nuestra sociedad, como es el de crear una entidad y una red parar acoger a los desamparados padres y familiares de afectados por la meningitis y su variante más peligrosa, la sepsis.

Guiados por la filantropía, desde la serenidad y siempre en positivo, a lo largo de estos 9 años, la Fundación ha demostrado ser una herramienta independiente, eficaz, complementaria y de apoyo a nuestro Sistema Público de Salud en la lucha contra la meningitis. Además de atender a los afectados por la enfermedad, la Fundación ha promovido la divulgación a los colectivos más sensibles (padres jóvenes, cuidadores, farmacéuticos, etc.) sobre los síntomas, la concienciación sobre la importancia de su detección precoz para su tratamiento hospitalario urgente, la formación especializada de los profesionales mediante la Guía de Práctica Clínica y la investigación científica, tanto mediante estudios sociológicos como microbiológicos, epidemiológicos, así como estudios sobre predisposición genética.

La importancia de reconocer los síntomas a tiempo para un tratamiento urgente era hasta ahora vital, y nuestra única herramienta de prevención, porque nos faltaba una pieza del puzzle. A pesar del avance general en el diseño de vacunas de los últimos 30-40 años (HiB, meningococo C, neumococo, etc.), seguíamos sin tener una vacuna efectiva contra el meningococo B, causante del 85% de los casos de enfermedad meningocócica en España., con su interminable serie asociada de fallecimientos y secuelas severas, sobre todo de niños y adolescentes.

Sin embargo, en enero de 2013 conocíamos una gran noticia: la ciencia y la industria conseguían, mediante un método novedoso llamado vacunología inversa, producir la primera vacuna efectiva contra el meningococo B, y ésta era aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, con todos los informes preceptivos de seguridad y eficacia.

En pocos meses, prácticamente todas las agencias nacionales del medicamento se sumaron a la autorización: en Alemania, Francia, Portugal, República Checa, Italia, Reino Unido, Irlanda, Grecia, Austria, Polonia y Hungría la vacuna ya se encuentra disponible y se puede adquirir libremente con prescripción médica en farmacias, así como en países fuera de la UE como Australia, Canadá y Brasil, y más recientemente fue aprobada por la exigente FDA (Food and Drug Administration) en EEUU.

Sin embargo, en España nos encontrábamos con la decepcionante decisión de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que decidió autorizarla pero restringiendo su uso al ámbito hospitalario público y para colectivos de riesgo, lo cual supone su administración a un reducidísimo número de personas y, por ende, su nulo efecto de erradicación de la enfermedad sobre el global de la sociedad española.

Tras 2 años de autorización de la vacuna en toda Europa y de pedirle reiteradamente a la AEMPS que reconsiderara su decisión, lo que pasa hoy por hoy en España, 4º país de Europa con más casos de meningitis, es que miles de padres y madres españoles están viajando a Portugal, Francia y Andorra a adquirir la vacuna, para transportarla después en dudosas condiciones de conservación en frío de vuelta a España, hasta la consulta de su pediatra., porque la vacuna no está autorizada para poderse adquirir en las farmacias españolas

Ante esta situación, la Fundación ha decidido lanzar una campaña de recogida de firmas, tanto online a través de la plataforma Change.org como físicamente en papel, para respaldar nuestra petición a la AEMPS de que autorice definitivamente la venta libre de la vacuna en las farmacias.

En definitiva, creemos que autorizar definitivamente la venta y prescripción libre de la vacuna contra el meningococo B es hoy una necesidad. Si se logra la administración generalizada de esta vacuna en toda España, en no más de dos años la meningitis será algo del pasado. No perdamos la gran oportunidad que esta vacuna supone para la erradicación, de una vez por todas, de esta odiosa enfermedad, causante de muerte y sufrimiento a muchas familias españolas.

Alcaldable socialista 2.015

Llevo un par de semanas intentando escribir un artículo para apoyar al candidato socialista a la alcaldía de Santander, y no hay manera. En 2.011 no me costó nada hacerlo, pero esta vez no doy con los argumentos, no estoy nada motivado. No tiene nada que ver con que no vote en Santander -estoy empadronado en Madrid-, ni con que ya no sea militante del PSOE -me bajé del invento en diciembre de 2.011-. De verdad que Pedro Casares me cae bien, es buen chico, cuenta con mucha formación -un doctorado incluso-, va siempre muy elegante. Dicen en su partido que tiene mucho futuro, y además se ha ganado la candidatura en unas elecciones internas -cómo se organizan esas cosas es otro tema-, pero a mi ni me entusiasma ni me convence. Un amigo que sabe mucho de sociología electoral le vaticina un pobre resultado, algo así como la mitad de los concejales actuales, y a ratos hasta me parecen muchos…

Casares es un típico producto socialista para una ciudad donde el PSOE nunca ha sido capaz de acertar ni con sus candidatos, ni con sus propuestas, ni con su estrategia electoral. Las inercias y los errores han estado por encima de la capacidad de seducir de sus cabezas de cartel, que llevan desde hace lustros pasando sin pena ni gloria por la casa consistorial, y de toda la vida en la fría oposición. Mientras la derecha ha sabido consolidar sus posiciones a base de clientelismo histórico, explotando ese fondo conservador que le da a Santander el aire de seguir en 1.914, la izquierda se ha pasado el tiempo enzarzada en peleas y experimentos, sin talento para sorprender ni para innovar. Y esta vez la elección ha sido la misma, y el final del camino habrá de serlo igualmente. Este candidato representa lo de siempre, amparado por los de siempre, con el discurso de siempre, las maneras de siempre y la medianía de siempre. Acompañado en su papeleta por gentes tan estupendas como él, pero también el fruto de pagar apoyos y premiar fidelidades, que es como en los partidos tradicionales se entiende eso de la proyección, el mérito y la idoneidad. Las familias mandan, y en las negociaciones de sobremesa y café no solo se acuerda quién paga la comida, sino cómo se reparten los pasteles y los puestos en las listas.

El PSOE lleva casi toda su vida reinventándose, recuperándose de malos gobiernos, malas decisiones, malos dirigentes. Haciendo equilibrismos programáticos, reformulando sus propuestas, ofreciendo caras nuevas y nuevos discursos a los ciudadanos como respuesta al desafecto. En Santander el invento no funciona, por mucho que Pedro Casares remede a Pedro Sánchez y se ponga camisa blanca sin corbata. Al lider nacional le acechan las envidias y las luchas a navaja entre muy partidarios y menos partidarios, y en cada esquina le espera un amortizado con un palo. Nada nuevo desde que a Felipe González se le puso flamenco Alfonso Guerra. A Casares le hacen sobra el pasado, que resucita fantasmas cada cierto tiempo y los coloca en comités de campaña y de estrategia, y un presente a rebosar de oportunidades perdidas y formas antiguas. Rodeado de estereotipos que la ciudadanía lleva decenios rechazando, y que los intentos de mostrarse moderno, cercano y participativo no logran superar. En otras circunstancias, con otro panorama social, y desde luego con un partido renovado de verdad en gentes y maneras, Pedro Casares no sería un mal candidato. Pero ni las circunstancias, ni a veces una actitud demasiado obediente -la única garantía para estar en primera línea cuando no se es el enredador que decide quien se queda y quien sale por la puerta- le favorecen para nada. Tres concejales es lo mejor que podrá pasarle.

En fin, que de poder serlo, Casares no sería mi elección. Y que mucha suerte. Corren malos tiempos para la lírica política, y el candidato del PSOE sale a la tormenta sin paraguas y con calzado de verano. Ojalá mi amigo adivino no acierte en mucho, y al chico no le vaya tan mal, porque de irle, le esperan cuatro años muy jodidos, incluso si le dejan.

 

Nada interesante…

Iba a escribir un sesudo artículo a cuenta de la demanda de paternidad que el Supremo ha admitido contra el Rey don Juan Carlos. Pero entre un churro que he leído en El País escrito por un barroco del derecho, espeso y antiguo, y las sabiondas y asentadas opiniones a las que han ido llegando los expertos que pontifican en los programas de la tele, me he venido abajo y se me han quitado las ganas. Seguro que lo que yo diga no está a la altura del asunto, ni desde luego de las tan bien construidas posiciones de tertulianos de medio pelo y presentadoras de la otra mitad. En cualquier caso, me parece muy bien que se haya protegido el derecho de la demandante a investigar quién es su padre, y de paso se de al Rey la posibilidad de decir lo que estime conveniente. Estoy convencido de que si don Juan Carlos cree que es el padre de esta mujer, así lo reconocerá. Ella ganaría un padre, un apellido de lustre y una parte de herencia, y nuestro viejo Rey a una hija con la que compartir la jubilación y los momentos que no puede tener con la Infanta Cristina. Y si no lo cree, tratará de que quede tal judicialmente asentado, haciendo uso de los instrumentos legales que tiene a su alcance como el resto de los ciudadanos (que la causa la vean en el Tribunal Supremo no es un privilegio. Es una putada que reduce las opciones de recurso). Seguro además que a la Reina doña Sofía, a estas alturas, se la trae al pairo si su marido tiene uno o siete hijos por ahí repartidos. Se la ve feliz en su nuevo papel, yendo y viniendo donde le da la gana sin los corsés de la Corona compartida. Y como desde el punto de vista constitucional, un hijo extramatrimonial no tiene la menor de las trascendencias en cuanto a la sucesión a la Corona, esto, salvo antimonárquicos y prorrepublicanos, no da más de sí, ni desde luego afecta para nada al Rey Felipe VI. Él está a otras cosas, y en mi humilde opinión no le va nada mal.

También había pensado dar réplica al último artículo de mi compañero en este digital, y buen amigo, don Alfonso del Amo. Él, que es un liberal íntegro, ha tenido la humorada de escribir una no-carta a los no-reyes, pidiendo imposibles (que si igualdad en las comunidades autónomas, que si adelgazar la estructura del estado, que si reducir la burocracia, que si prohibir el déficit, bajar los impuestos y las cotizaciones sociales,…). Don Alfonso quiere menos Estado (incluso diría que nada de Estado), dejándonos a la buena de Dios, que como nos concedió libre albedrío es tanto como decir que allá nos apañemos y ‘el que más pueda, capador’. Yo soy más de que el procomún, adecuadamente nutrido por lo que se obtiene con un sistema progresivo de impuestos, sirva para cubrir las necesidades básicas de todos en orden a una convivencia solidaria en la que quien más tenga, más aporte, y quien más precise, más reciba. Por supuesto, con justicia, libertad e igualdad como principios rectores, y bajo la mano gestora de personas honestas y responsables que antepongan lo colectivo a lo personal, a las que no se les quede entre los dedos lo que no es suyo. Un imposible, vamos, como el listado de sueños de mi amigo Del Amo, así que también para hablar de esto me he quedado sin fuerzas.

Seguro que si recurro al alcalde de Santander y esa declaración de bienes que ha incluido en la primera entrada de su nuevo blog (para ser el regidor de una smartcity que va de guay tecnológica ha tardado mucho en lanzarse a usar las herramientas de la Sociedad de la Información para relacionarse con los ciudadanos. En esto va a la par que la ciudad, un poco por detrás de los tiempos…) tenía para un par o tres de buenos párrafos. Pero por ser sincero diré que De la Serna me aburre. Soberanamente, además. Tiene solamente un año menos que yo, y parece que tenga 15 más. Es rancio en sus formas, atascado de maneras, superficial, políticamente irrelevante (por mucho que desde que era concejal de Aguas ya pareciera que iba para ministro, o de que le tocara en la prórroga la presidencia de la FEMP). La pelea con el presidente de Cantabria que alimenta como estrategia para tratar de ser alguien resulta cansina. Sus acciones de gobierno dan pereza, porque no son más que vulgares repeticiones de cosas que ya se ensayaron en el pasado, en su momento, que no es el de ahora. Todo él, y todo su equipo (se salvan en realidad tres concejales justos), rezuman la antigüedad de los que se han quedado sin ideas, y sobreviven por pura inercia (y porque la alternativa, que todo hay que decirlo, resulta tan patéticamente insustancial que no da para ensoñaciones). Total, que tampoco Íñigo y su mundo del siglo XIX pretenciosamente colocado en el digital XIX me apetecen (intenté hace dos meses registrar telemáticamente un escrito, y mi navegador -actualizado, como es lógico, a la última versión- no me dejó porque la web del ayuntamiento -smartcity, no se olvide- no admite protocolos de seguridad tan modernos…).

Visto lo visto, creo que me voy a reservar para el siguiente post, que tal vez esté menos desganado y más inspirado. Siento no haber estado interesante en esta ocasión…

Opiniones libres