POLITICA EN EL ALTO TRIBUNAL

En Cantabria nuevamente un partido político nomina a uno de sus miembros, nada menos que al Consejero de Presidencia para el cargo de miembro del Tribunal Superior. Sigue adelante, sin ningún rubor el sistema de nombramientos de jueces por cuotas partidistas, al margen de supuestas independencias y trayectorias profesionales prestigiosas.
Con independencia de que es una muestra evidente del grado de politización de la justicia, habría que añadir otras preguntas. Por ejemplo, qué meritos adornan el curriculum profesional del candidato para alcanzar el nivel superior de la judicatura. ¿Ha ejercido como juez en alguna ocasión? Según se relata en su biografía el Consejero dedicado a la política de forma ininterrumpida desde el 2003, es decir sin ejercicio jurídico en los últimos nueve años. Su bagaje profesional se ha limitado a un bagaje de ocho años como letrado del Gobierno de Cantabria, tras acceder al mismo por oposición. A muchos se nos antoja un brevísimo historial, para que alguien, en cualquier profesión, alcance el nivel más alto posible, por sus propios méritos, sino por designación o elección entre partidos políticos.
Es habitual el aterrizaje de políticos cuyo ciclo político se apaga en notables puestos en las instituciones. Hace años eras las consejerías de los bancos y de las empresas públicas. Una vez liberadas del carácter oficial, fueron las Cajas de Ahorro el asiento feliz de políticos tras trayectorias amables con los poderes locales. La crisis económica ha dejado en mal lugar este tipo de prácticas, pero no por ello se abandonan las costumbres. Hace unos meses la Vicepresidenta del Gobierno fue nombrada miembro del Consejo de Estado, sin más mérito que su pasado político, desde una actividad previa judicial a la que accedió la vía del cuarto turno, precisamente la que suscita mayores recelos y desconfianza entre el resto de los jueces de prestigio.
En vez de volver a sus profesiones habituales, algunas de escaso éxito y menguados ingresos para sus expectativas y costumbres, tras años viviendo habituados a la reverencia y el alago, el coche oficial, la primera plana en el periódico, las expectativas de seguir ascendiendo en el poder,… la única salida posible y ambicionada que consuela un ocaso político es la sinecura de cargo del erario público al que se llega no por méritos personales sino por fidelidades de partido.
Pero cuando ese puesto supone la necesidad de unos conocimientos de nivel superior, cuando el cargo significa la cima de una carrera profesional, que para muchos años tras años esfuerzos y méritos jamás consiguen alcanzar es sorprendente la facilidad y rapidez con la que conduce al éxito desde una trayectoria política de cortos años, desde un curriculum profesional breve.
Algo no ha funcionado bien desde hace décadas, sigue sin hacerlo y tiene todas las trazas de seguir funcionando mal en el futuro.

3 Comments

  • By La Mano Invisible, 31 marzo 2011 @ 12:34

    Lo peor de esto D. Gato es que la perdida de calidad democrática será muy dificil, por no decir imposible, recuperación.

  • By T de AM, 21 abril 2011 @ 11:57

    Por algo los políticos están considerados el tercer problema por los ciudadanos.

  • By FJM, 2 mayo 2011 @ 23:28

    No dejes de escribir, Dr Domenech! Yo quiero ser optimista y confío que con el esperado cambio político a nivel regional y español, los nuevos dirigentes afronten las reformas convenientes para reorientar las inmorales actuaciones como la que comentas en este post.

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