¡AY DE LOS VENCIDOS!
Publicado en LA GACETA de INTERECONOMIA de Madrid, el 30 de octubre de 2011
Durante los últimos años de la era socialista de Felipe González, la corrupción traía todos los días un nuevo escándalo a las primeras páginas de la prensa. Aún quedan en la memoria los casos Roldán, los desfalcos del Boletín Oficial del Estado o las maniobras económicas del Gobernador del Banco de España, que llevaron a prisión a sus protagonistas, mientras simultáneamente subía el desempleo, se devaluaba la moneda en cuatro ocasiones y las arcas de la Seguridad Social amenazaron quiebra.
Hoy, la situación se repite. El mismo personaje que hace años exigía al Gobernador del Banco de España que le mirase directamente a los ojos mientras le acusaba de turbias maniobras, ha conducido a la ruina a una Caja de Ahorros, dejando tras sí un pozo millonario de endeudamiento. En Valencia, la consejera que el Gobierno colocó para vigilar la gestión de la CAM, se retira con una pensión anual de más de medio millón de euros. En Andalucía, los EREs de empresas que llevan al paro a miles de trabajadores se acompañan con millonarias indemnizaciones a políticos que jamás trabajaron en las mismas. En La Mancha, las deudas muestran cada día el abismo de un pozo sin fondo. En Extremadura se cuentan por millares los militantes socialistas que se beneficiaron de empleos insustanciales. Y en todas las Comunidades Autónomas donde el PSOE ha gobernado, queda un agujero negro de deudas millonarias, gran parte de las cuales ni siquiera habían sido concedidas con conocimiento parlamentario.
Muchos dirigentes políticos han aprendido a no robar directamente de las arcas públicas, pero utilizan procedimientos más sutiles para obtener sus propios beneficios, sin correr el riesgo de acabar directamente en prisión, como ocurrió con Roldán, Salas, Mariano Rubio y tantos otros. Se ha sustituido el acceso directo a la caja del dinero por la distribución generosa de contratos inútiles, subvenciones a familiares y empresas de amigos , sospechosos encuentros furtivos en gasolineras o el blindaje de sus propios sueldos millonarios mientras se dejaba en suspenso el pago de lo más necesario. Todo ello, acelerado en los últimos meses, cuando la crisis económica provocaba estragos y se adivinaba un posible cataclismo electoral. La codicia del gobernante que desprecia los mecanismos de control, aprovechando la inutilidad de los mismos y la pasividad de la Justicia, ha conducido a que a una situación económica en crisis se añadan los daños provocados, no solo por la ineficaz gestión, sino además por la malversación de los caudales públicos. Partiendo de la creencia de que el “dinero público no es de nadie”, España ha sido en los últimos años un puerto de arrebatacapas, donde cada gobernante hacía lo que le venía en gana con el dinero que disponía o del que, sencillamente, no disponía. Tanto para gastar en aceras el importe congelado de las pensiones, como para construir aeropuertos sin tráfico, AVEs sin pasajeros o subvencionar cualquier esperpéntica iniciativa.
El Derecho contempla la imagen del administrador que malversa los caudales o falsifica los datos y debe afrontar personalmente su responsabilidad ante la Justicia. Ahora comienza ya a hablarse de las responsabilidades penales personales que estos actos pueden conllevar. Me temo que inútilmente. Con la excusa de la figura sacrosanta del político, aforado en su escaño y protegido por sumisos administradores públicos que dieron el visto bueno a muchos desafueros, va a ser difícil exigir responsabilidades. Y afirmando que la mala gestión se paga electoralmente, nos conformamos con enviarles a la oposición, aunque su gestión haya supuesto la ruina de millares de empresarios y el desempleo de la cuarta parte de la población, mientras ellos mantienen sus generosas pensiones o indemnizaciones millonarias.
Pero descuiden, aquí no existirá el “¡ay de los vencidos!”. Quienes dirigieron la política económica de España en los últimos ocho años, quienes durante décadas gobernaron La Mancha, Extremadura, Andalucía, quienes han llevado a la ruina a Cataluña, quienes han provocado un desmán de irregularidades en Baleares, encuentran su futuro asegurado en confortables y bien remunerados retiros, ya que al menos, no tienen la desvergüenza de intentar su regreso afrontando una segura derrota electoral.
¿Qué responsabilidad penal se va a exigir hoy a los dirigentes del Tripartito catalán, con Montilla y Carod al frente, por provocar la ruina de Cataluña?. ¿Cuáles van a asumir Bono o Barreda tras su paseo imperial por La Mancha, a Rodríguez Ibarra en Extremadura o a Chávez y Griñán en Andalucía por sus repartos de mercedes entre los afines?. ¿Qué responsabilidad tiene un Gobernador del Banco de España que no vigilaba la deriva ruinosa de las Cajas de Ahorros y los escandalosos repartos de dinero entre sus directivos?. ¿Quién, por último, pedirá responsabilidades al Tribunal de Cuentas o al Fiscal General del Estado por no iniciar investigaciones ante evidentes malversaciones de los caudales públicos?. Nadie. Nunca pasa nada. Y en consecuencia, con el tiempo volverán a ocurrir hechos similares, como una siniestra maldición recayendo en ciclos sobre un país sumiso, que desde hace mucho perdió su sentido ciudadano y aceptó convertirse en siervo.
2 Comments
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By La mano invisible, 6 noviembre 2011 @ 18:56
Que dificil es vivir en libertad y ser responsable de los propios actos.
By LeeTamargo, 13 noviembre 2011 @ 12:51
…A este sistema democrático nuestro le falla la responsabilidad. Tal vez no todos los ciudadanos lo sean, pero cuando no lo son sus dirigentes… Mal sistema, mal camino.
Saludo, Javier: