PREMIOS A LA INCOMPETENCIA

Articulo publicado en el DIARIO MONTAÑES el 8 de enero 2012

EL BOE contiene secciones propias de humor negro. El Gobierno que perdió las últimas elecciones, decidió otorgar el Collar de Isabel la Católica a la ex ministra Salgado y repartir entre sus miembros la Gran Cruz de la Orden de Carlos III al Vicepresidente Chaves y resto del gabinete cesante, para premiar sus comportamientos extraordinarios de carácter civil en beneficio de la Nación.

Esta decisión, tomada en su día por un Consejo de ministros derrotado en las urnas, ha sido refrendada por el nuevo Gobierno y aprobada en el BOE, el mismo día en que se anunciaron las primeras medidas económicas que pretenden corregir los graves errores cometidos por los condecorados durante su gestión al frente del país.

La concesión de una condecoración de rango nacional no es un hecho privativo del gobernante de turno, sino que debe reflejar un reconocimiento oficial por la labor realizada y no creo que los resultados electorales, donde se ha reflejado un amplísimo rechazo por lo realizado, sea consecuente con la distinción con que les premia. Si las condecoraciones exponen un símbolo de reconocimiento público, las elecciones fueron la muestra contabilizada de su rechazo.

Después de recibir estas distinciones, los ministros salientes fueron objeto de los halagos de quienes les sustituían en los cargos. Es, sencillamente, un escarnio que se contempla por una ciudadanía atónita, incapaz de comprender las versallescas sutilezas del protocolo oficial. Una cosa es ser bien educado y otra muy distinta asumir el papel de tontos en las ceremonias oficiales, insensibles al sentido de la mayoría. Mientras una gran parte de la población reclama responsabilidades a quienes condujeron al país a la ruina económica, se reconocía entre abrazos la gestión realizada a los mismos personajes cuya dimisión se exigía un día sí y otro también, a esos mismos políticos que eran tachados de incompetentes. Se dice que son gestos habituales, pero el comportamiento en muchos actos puede resultar un escarnio para una ciudadanía atónita, incapaz de comprender las versallescas sutilezas de un protocolo oficial que disfraza desprecios y rencillas.
Si identificamos los logros económicos y de presencia internacional conseguidos por quienes gobernaron España como éxitos a unas trayectorias estamos apañados. Mientras muchos miles de personas al día pierden su trabajo, los responsables del desastre son premiados con las más altas distinciones que el Estado otorga a quienes han realizado tan meritorio esfuerzo. La concesión de una condecoración de rango nacional debe reflejar el reconocimiento a una labor, el premio una trayectoria.

Me van a tener que explicar con detalle los méritos que han tenido personajes como Leire Pajin o Bibiana Aido para hacerse acreedoras de esas distinciones. Va ser difícil justificar cómo un ministro que se reunía con sospechosos empresarios en una gasolinera pueda portar la Gran Cruz de Carlos III o cómo quienes bajo su mandato repartían fraudulentamente el dinero de los ERES entre sus acólitos, son merecedores de ellas. O cuáles son los méritos de quien será recordado por ofrecer bombillas chinas de bajo consumo para fomentar el ahorro en sustitución de la energía nuclear, mientras se desintegraba el tejido industrial. O en qué se fundamenta el reconocimiento de un ministro de Trabajo bajo cuya gestión aumentó en un millón el número de desempleados.

Aunque quizás no sea preciso dar explicaciones. En España es habitual que el gobernante actúe como señor todopoderoso contra toda sensibilidad social. Si los responsables de la actual crisis económica acaban sus mandatos con pensiones millonarias, el que ostenten un collar de oro o una noble insignia de cruz y brillantes en la solapa no es más que una minúscula muestra del esperpento habitual. Mientras tanto las víctimas de sus despropósitos deben contemplar resignados, obligadamente sumisos, cómo son condecorados con símbolos que, en nombre de la Nación, reflejan un reconocimiento oficial.

En Islandia, los gobernantes cuya incapacidad condujo al caos económico son enviados a la cárcel. Aquí se les condecora. En otros países, los escándalos se pagan con la dimisión o el cese, lo que excepcionalmente ocurre en estos lares. Y en todos, aquellos cuya gestión acabó en contundentes fracasos son condenados al anonimato. Menos aquí, donde se les hace miembros del Consejo de Estado y la Real Orden de Carlos III premia sus desacreditados curriculums pre y postministeriales. Pues qué bien.

4 Comments

  • By El Excéntrico Memorable, 10 enero 2012 @ 20:47

    Estimado amigo: Mi padre vivió un exilio, entre forzoso y auto-impuesto, que solamente terminó con la muerte del General Franco. Durante ese tiempo fué condecorado con la Orden de Isabel la Católico y alguna otra por su labor en pro de los españoles de la República Dominicana y Puerto Rico, como por su obra literaria de tema antillano, gallego y español. Si viviera, viendo lo que ha hecho el Gobierno del PP con las condecoraciones patrimonio de nuestra nación, creo que las tiraría al mar. Igual que hizo con su uniforme en 1944. Leire Pajín y Bibiana Aído son, para empezar, un baldón para esas condecoraciones. Es demasiada la cólera que me embarga para decir más. Sólo puedo agradecer al Gobierno del Brasil la honestidad y discrección con la cual ha gestionado la imposición de la Ordem do Cruceiro do Sul, de la cual fué Comendador mi padre. Es el momento de que quienes hayan recibido las condecoraciones regaladas por el PP al Gobierno que hundió a España aprovechen también para arrojarlas al mar. Ya no son más que chatarra.

  • By leetamargo, 10 enero 2012 @ 22:01

    …No está la cosa para ponerse medallas, ni siquiera para sentir orgullo de semejante personal político. Realmente la ciudadanía parece condenada a sufrir todo el peso de tanta ineptitud…
    Saludos, Javier:
    LeeTamargo.-

  • By La mano invisible, 10 enero 2012 @ 22:48

    Esta es otra de esas estupideces que quedaron como costumbre desde los Gobiernos de la Transición y que nunca llamaron la atención. La circunstancia es que nunca en la historia democrática hemos tenido un gobierno compuesto por sujetos más incapaces y sectarios lo cual lo hace más impresentable.

  • By González, 18 enero 2012 @ 19:08

    Ay, eso malditos complejos del PP. ¿Cómo pretenden que les respeten los adversarios (¿enemigos?),si nos resulta imposible hacerlo a los – hasta hace «ná» – votantes. Es indignante ver como piden perdón por sus ideas y triunfos a los responsables de nuestra ruina. Les volverá a votar cuando cumplan lo que prometieron y se comporten con honor.

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