La Cuarta Historia: EL Substrato Religioso 3

La fe no era tan ciega 
 
Sinforosa es otro de los personajes que sobresalían en el pueblo por la merecida fama que consiguió a base de apoderarse de lo ajeno. Cuando yo la conocí ya era una mujer entrada en años, pero ya tenía muy acreditada la costumbre antes mencionada. Cuentan en el vecindario que tenía la mayor y mejor colección de paraguas de la comarca  como fruto de sus pesquisas. Los domingos lluviosos aprovechaba la confusión, por la aglomeración a la salida de la iglesia, para incrementar los ejemplares de su relicario.

Forosa era pobre de bienes y de espíritu, como decían en el pueblo era un poco faltosa . Esta carencia de sentido la conducía a muchas de las situaciones singulares que producía. En ella la inocencia y la picardía no tenían frontera. Cuando necesitaba algo lo cogía, cuando quería decir algo lo soltaba. Igual ordeñaba la vaca del vecino cuando necesitaba leche, que le decía al cura del pueblo que se había quedado preñada sin querer.

Hablando de Sinforosa no quiero que os perdáis el suceso más significativo de esta mujer.
En el pueblo los acontecimientos diarios de convivencia, las faenas en la casa, el trabajo en el campo o en la empresa pasaban desapercibidos ante el resto de los vecinos, salvo que la singularidad de la noticia llamara la atención por algún motivo de interés.

Traigo a colación uno de estos sucesos que interesaron en el pueblo. Sinforosa tenía delante de su casa un pequeño huerto en el que sembraba las hortalizas que necesitaba para el consumo de la familia y también tenía árboles frutales. Durante la surada otoñal, el fuerte viento derribó un ciruelo que Sinforosa cuidaba con cariño.  Aprovechó la madera para usos de carpintería doméstica, reparó el pesebre del burro que estaba ya muy deteriorado y guardó el trozo más grande para las ocasiones que se presentaran en el futuro.

Don Aurelio, el cura del pueblo se enteró de la desgracia en el huerto de Sinforosa y se acercó a  la  casa para consolar a la feligresa y proponerle una buena obra:

- Mira Sinforosa, no hay mal que por bien no venga, sabes que desde hace tiempo tengo la imagen de tu santa patrona muy deteriorada, en nombre de la parroquia quiero pedirte que hagas donación del trozo del tronco de ciruelo que te sobró para fabricar una  nueva santa.

Sinforosa cedió muy gustosa porque tenía gran devoción a la santa y le parecía que con esta buena obra repararía sus malas acciones anteriores. Don Aurelio encargó a un imaginero del principado la talla de la santa y a los pocos meses la entronizó en la hornacina del altar lateral derecho donde siempre Sinforosa rezaba a su patrona. Sinforosa corrió a la iglesia para visitar y rezar a la santa. Se hincó de rodillas y comenzó a desgranar las  cuentas del rosario, cuando surgió la duda en su interior a la hora de autentificar la imagen. De una manera espontánea, con voz solemne y a la vez que se ponía en pie exclamó:

Oh gloriosa Sinforosa 
Santa y patrona real. 
Del pesebre de mi burro 
eres hermana carnal

En mi huerto te criaste,
ciruelo te conocí.
Los milagros que tú hagas
que me los claven aquí.  

Estos mismos ripios aparecen en una de las novelas de don Pío Baroja, pero cuando yo los escuché en el pueblo no sabía todavía de su existencia. 
 

Moraleja
 
Dijo el Señor Hormaechea al Señor Sieso:

En mi huerto te criaste,
ciruelo te conocí.
Los milagros que tú hagas
que me los claven aquí.

 
Nota de Agradecimiento

Mi agradecimiento a NESTOR, abogado asturiano Modesto Nestor González Sanz, imprescindible ilustrador con su trazo personalísimo, entrañable y tan irónico acompaña espléndidamente algunas de estas historias.

La fe

4 comentarios

  • Por Vetusta, 18 agosto 2009 @ 14:29

    Muy bueno D.Alberto,muy bueno. Se le empieza a notar la vena politica.

  • Por Verdegasco, 19 agosto 2009 @ 7:56

    Maravilloso se supera cada vez que escribe.

  • Por Ricardo, 19 agosto 2009 @ 14:48

    La realidad ha superado la ficción. Enhorabuena. Espero con ansiedad el siguiente.

  • Por Lolo Cabo, 22 agosto 2009 @ 19:32

    Me ha gustado mucho, gracias por su capacidad de escritor. De todas maneras leyendo su escrito sobre el ciruelo, he pensado en el alcornoque

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