La Octava Historia: El Paisanaje de San Salvador 4

Ramonín el pobrecillo valiente

Ramonín el de Cuérigo era uno más de estos personajes que forman el retablo del paisanaje del alto Aller. Aparecía todos los viernes que era mercado en San Salvador en busca de limosna. Tenía su propio recorrido selectivo y seguro por las casas de los vecinos. Comenzaba por la rectoral, porque él venía andando desde Cuérigo, y ésta era la primera casa del pueblo que se topaba. Desde aquí hasta al mercado iba recorriendo las viviendas que él sabía más caritativas, de esta manera recalaba a media mañana en la fonda de los Petimalé a recibir las once. Visitaba todos los comercios y chigres pidiendo limosna, cerraba su recorrido siempre comiendo en casa  de la familia de doña Fermina y allí se unía a los demás pobres conocidos que habían venido al mercado. Todos ellos sabían de la buena acogida y cariño que la familia de doña Fermina les dispensaba.

Ramonín es de la misma estatura y cuerpo que su nombre indica. No llegaba a la talla normal de milicia, era flacucho, desmirriado como el gato famélico de Sinforosa. Tenía los ojos azules y vivarachos, la nariz chata, la cara con las arrugas de una castaña pilonga, el atuendo de mahón limpio con remiendos gastados en la culera y en las articulaciones. Era una pequeña y simpática marioneta en la feria de San Salvador. Su candidez y simpatía hacían buenas migas con los niños del pueblo. No pasaba lo mismo con los más mozos que aprovechaban la ocasión de la visita para disfrutar de la inocencia ocurrente de Ramonín.

Los mentideros del pueblo hacían a Ramonín hijo de don Ruperto, un desaparecido hidalgo apolillado e ignorante, casado con doña Imelda, la cacique más influyente de la comarca durante los años veinte y siguientes. Esta mujer hizo a don Ruperto alcalde del  concejo de Aller a pesar de que eran de dominio público los pocos conocimientos que tenía. A sus espaldas las gentes del pueblo lo llamaban “treinta y once”, porque solo sabía contar hasta treinta y nueve, a partir de este número decía treinta y diez, treinta y once, etc..

Esta pareja de hidalgos vivían en una mansión solariega de San Salvador, casa esta donde había servido, por algún tiempo, la madre de Ramonín.  Esta circunstancia sirvió para que un grupo de estudiantes gastara la broma que yo quiero contar.

Desde  San Salvador a Cuérigo hay una hora larga de caminata. Ramonín tenía que pasar por varios pueblos, pero también andaba por lugares poco habitados. El grupo de estudiantes bromistas esperó el paso de Ramonín en uno de los rincones del camino que denominan la curva de Levinco, porque es la última curva antes de llegar a este pueblo. La curva tiene, por el lado de la montaña, un muro natural de piedra caliza que sube inclinado unos diez metros por encima del camino, por el otro un precipicio que conduce al río Aller. Los pícaros se situaron por encima de esta pared natural, porque era imposible que los caminantes pudieran descubrirlos. Urdieron una aparición burlesca del fantasma del presunto padre de Ramonín, a la vez que uno de ellos, con voz de ultratumba exclamaba:-  ¡ Ramonín ¡  ¡ Raa – moo – niin – niin ¡
Ramonín aturdido y sobresaltado por aquella voz del cielo exclamó.
-  ¿Quién me llama?
La voz continuó  profiriendo:
-  Soy tu paadree. Soy tu paadree…
Ramonín que era muy vivaracho e inocente contestó:
-  Yo no tengo padre.
La voz con más intensidad y casi sin dejarle acabar recitó:
- Soy tu padre y estoy en el purgatorio. Tienes que encargarme unas misas gregorianas en la iglesia de San Salvador.
Ramonín muy enfadado con su presunto padre le gritó:
- Nunca te acordaste de mí en vida. Así que a quien dejaste las perras que te pague las misas.

MORALEJA:
En tiempo de elecciones debemos aplicar la filosofía de Ramonín

4 comentarios

  • Por Renato Carosone, 8 febrero 2010 @ 17:51

    No solamente en tiempos de elecciones. Existen políticos que no saben nunca quien ha sido su padre.

  • Por Gonzalo, 9 febrero 2010 @ 19:25

    Es igual en tiempos de elecciones , que en cualquier tiempo. En esta España nuestra, Hay demasiada gente, que reniega de su padre madre abuelos y demas familia, si en ello le va la posibilidad de medrar, por la via que sea (preferiblemente politica u otra similar, facil y que no necesite esfuerzos, hechos o por hacer)Vease si no la cantidad de gente, que despues de haberlos seguido en la niñez, y de muchachitos, en el colegio ( El mio Sagrados Corazones ) en el instituto, en los deportes y campamentos organizados por el Frente de Juventudes, ahora resulta que una buena parte de ellos son comunistas o socialistas, Mintiendo descaradamente algunos de ellos sobre la inclinacion politica de sus padres. Asi nos va.

  • Por miguelin, 28 marzo 2010 @ 13:10

    El problema, Don Alberto, es que para hacer como Ramonín, tendríamos que apostar por alguien que se acordara de nos. Y ahí radica el problema. ¿Quién lo hace? ¿Quién mira por los demás y no por sí mismo? Si me lo permite, hasta que no encuentre algo de “fruta fresca” en el camino, haré como Ramonín: escucharé las voces ….. pero seguiré, traquilo, por el camino

  • Por lobo viejo, 6 abril 2010 @ 8:51

    yo a veces también oigo voces que dan miedo. Luego pasos que se acercan.Es un montruo del averno. Pero luego se quita los rulos y el pepino y descubro que es la señora que come conmigo y duerme en mi cama. Tendrá que ser así.

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