EL MITO DE SISIFO

 

                                 Publicado en el DIARIO MONTAÑES; domingo  21 septiembre  2013

 

             Europa se ha convertido en un conjunto de naciones envejecidas  atentas  a defender su Estado de Bienestar conseguido en los años de riqueza, sin una población joven que garantice su supervivencia. La incertidumbre ante el futuro impregna a sus naciones y levanta dudas sobre el proyecto de una comunidad unida. La introducción del euro supuso unas ventajas políticas y ayudas económicas importantes para todo el sur del continente pero ahora estamos pagando la peligrosa laxitud en la gestión económica de los gobiernos que las recibieron como un maná gratuito. Hoy, países alejados, bajo regímenes muy diferentes, dirigen la economía mundial mientras Europa, cuna de la democracia, se debate en una crisis económica  a la que no se encuentra solución.

                   En España hemos disfrutado las épocas de abundancia carentes de suministro energético propio que garantice la supervivencia y el desarrollo de un sector terciario. Hemos construido viviendas, carreteras, aeropuertos, una amplia red de trenes de alta velocidad, nos hemos dotado de una gratuita sanidad de lujo y hemos hecho del turismo, expresión del bienestar ajeno, nuestra principal fuente de riqueza, mientras que a la vez hemos organizado un sistema democrático con la creencia de que su simple existencia es sinónimo de crear riqueza.  La  transición  se resolvió con el esfuerzo  de olvidar el pasado y la ilusión de hacer frente a un futuro de convivencia bajo el sistema monárquico. Transcurridas tres décadas, una nueva generación ausente de ese protagonismo, pero que vivió sus beneficios, olvida lo logrado y se empecina en  volver a empezar. Atrás quedaron los años del consenso, de los hombres de Estado, de los comportamiento éticos. La corrupción invade la vida pública, los partidos políticos y los sindicatos se convierten en organizaciones herméticas, aisladas en sus privilegios y desatendidas del interés de los ciudadanos. La justicia se ha infiltrado de ideología y sometido a la presión de los gobernantes. La economía se ahoga, el desempleo se generaliza, crece  un sector público descomunal e ineficiente y aumentan los tributos asfixiantes. La organización del Estado se desvanece anquilosada en parlamentos insolidarios, mientras la unidad nacional se amenaza con secesiones,  el chantaje terrorista vence a la justicia y al sentimiento de ética en aras de la política.

                  ¿Como va a recuperarse un país, acostumbrado a que el Estado se encargue del bienestar de cada ciudadano y la subvención de cualquier actividad?. ¿Como va a enfrentarse el futuro con unas generaciones formadas por un sistema educativo que reiteradamente muestra su fracaso?. ¿Como va a generar riqueza un país que mantiene una estructura de personal y gasto que  consume un altísimo porcentaje del producto nacional?. ¿Puede sobrevivir una comunidad avergonzada de su historia, carente de sentimiento unitario y disgregada en diecisiete particularismos, muchos de ellos con aspiraciones a naciones independientes?. Nadie se plantea un cambio profundo, aunque implique una reforma constitucional. No se contempla la democratización de los partidos políticos y la ley electoral para hacerlos realmente representativos. No se pone sobre la mesa la necesidad de la modernización de los  sindicatos, se cuestiona cualquier cambio en el sistema educativo, se mantiene una justicia politizada, las múltiples televisiones publicas  se someten al vasallazgo del poder, los municipios acaparan funciones que son incapaces de asumir y miles de asesores afines suplantan la labor de los funcionarios.

               Cegados por las dificultades, se inicia el debate de cómo debe ser la Jefatura del Estado, y ante el ejemplo de personajes próximos a la familia real  encausados por corrupción, se socava la institución monárquica, convencidos de que el  advenimiento de una República resolverá los problemas, olvidando que  en realidad, España está formada por un conjunto de 17 comunidades autónomas que reflejan formas republicanas y cuyo desorden administrativo es una de las principales causas de los problemas actuales.

                 La mitología griega nos recuerda el inútil esfuerzo de Sisifo, condenado por los dioses a subir una pesada roca hasta la cima de un monte para dejarla caer y empezar de nuevo durante una eternidad. Como en el mito clásico,  volvemos a soltar la carga desde la cumbre en su despeño hacia el valle y agotados por el esfuerzo añadimos un nuevo debate al cúmulo de problemas que debemos afrontar. No es solo que nos asemejamos al trágico personaje griego, es que nos hemos vuelto locos de remate.

GIBRALTAR, TRES SIGLOS DE LAMENTOS

                             Publicado en DIARIO MONTAÑES 13 agosto 2013

 

Hace unos años tuvo lugar el centenario de la pérdida de las últimas colonias españolas –Cuba, Puerto Rico y Filipinas — y el acontecimiento pasó desapercibido. Han transcurrido tres siglos de la pérdida de Gibraltar y vuelven los conflictos ante la Roca.

El Tratado de Utrecht cedió en perpetuidad el uso de la plaza, reservándose la propiedad del suelo y sus aguas jurisdiccionales. La población española abandonó voluntariamente la ciudad tras la ocupación anglo-holandesas y fue reemplazada por inmigrantes malteses y genoveses, quienes han constituido la raíz de los actuales habitantes, forjando su identidad y vinculación con Inglaterra. En varias ocasiones se intentó recuperar sin éxito el Peñón por la fuerza. A lo largo del siglo XIX hubo una ignorancia completa del problema, en una España envuelta en continuos enfrentamientos internos prolongados al XX. El aislamiento internacional de la época franquista, cuando se afirmaba que Gibraltar caería como “una fruta madura” reforzó su unión con Inglaterra y el desafortunado alzamiento de una reja alejó aún más los vínculos, convirtiendo a Gibraltar, junto con Berlín, en el único lugar de Europa donde una valla impedía el paso de las gentes. Para sobrevivir, la ciudad se convirtió en un foco de contrabando, donde asentaron miles de compañías financiares, transformándose en un paraíso fiscal que enriqueció a su población frente a la pobreza del territorio español circundante. Aunque los pronunciamientos de la ONU reconocieron su carácter colonial, también reforzaron su estrecha vinculación con Inglaterra, concediendo al gibraltareño su derecho a la autodeterminación, lo que en la práctica significa la imposibilidad de integrarse en España. Cuando, en fechas recientes, Gibraltar votó su propia Constitución, consolidaba su estatus desvinculado de España.

Esa es la historia abreviada de una realidad. Se podrá decir que fue una usurpación, lo que no es estrictamente cierto, ya que fue una cesión a perpetuidad firmada tras la Guerra de Secesión en 1716; se podrá esgrimir la unidad geográfica de los territorios españoles, pero con iguales razones habría que cuestionar la caprichosa línea que separa a Portugal de España, el aislado enclave español de Llivia en pleno territorio francés. Y no le faltarían razones a Marruecos, en base a la geografía, para reclamar la soberanía de Ceuta y Melilla. ¿Cederíamos su titularidad incluso manteniendo un estatus especial para la población española?.

La españolidad legal de Gibraltar, a tenor del Tratado de Utrecht, se limita estrictamente al suelo, pero ¿qué hacemos con la población?. ¿Alguien puede ignorar su hostilidad hacia los vecinos de La Línea o de Algeciras?.¿Seguiremos con la actual situación económica que posibilita la prosperidad de los llanitos?.¿Aceptaríamos una autodeterminación?. ¿Concederíamos un convenio de Estado asociado, en una España dividida por amenazas secesionistas en varias esquinas de su mapa?. El empecinamiento en reclamar la soberanía española de Gibraltar, implica el no rotundo de su población, el mantenimiento de un conflicto constante con Inglaterra y la incomodidad de una Unión Europea, que acoge los paraísos fiscales de Jersey, Guernesey, Luxemburgo, Mónaco o Liechtenstein y en cuyo parlamento de Bruselas se admite a representantes gibraltareños. Y la adopción de medidas restrictivas al tráfico de personas, fundamentalmente perjudica a los miles de trabajadores españoles que acuden diariamente a Gibraltar. Otra cosa, son las provocaciones que reiteradamente se producen y el foco de contrabando y evasión fiscal, aprovechado por múltiples compañías asentadas en la plaza, sobre las que no se ejerce medida alguna.

Conviene recordar que en Utrecht no solo se perdió Gibraltar, sino también otros territorios como Sicilia y Nápoles, virreinatos que habían pertenecido a la Corona española desde 1442, tres siglos atrás. Sorprende el olvido de esos territorios que fueron españoles durante muchos más tiempo. El mapa de Europa ha sufrido numerosas modificaciones como consecuencia de herencias dinásticas y guerras. Calais y Normandía fueron inglesas durante siglos, el Rosellón fue territorio español, Polonia alcanzaba el corazón de Ucrania, Alsacia y Lorena han oscilado entre alemanes y franceses varias veces a lo largo de la historia. La milenaria república veneciana desapareció integrada en Austria y luego en Italia. Mónaco, es un Estado en plena Riviera francesa. En el siglo XX, Noruega se separa de Suecia, Finlandia de Rusia e Irlanda se independiza, el imperio de los Habsburgo se disgrego en múltiples naciones y Prusia Oriental dejo de ser alemana tras la Segunda Guerra Mundial. El Alto Adigio italiano es una reclamación austriaca, como Istria lo es italiana. Israel surge en 1948 arrebatado a la población palestina, Malta es independiente desde hace solo 50 años y Chipre, también antiguo enclave británico, es una nación disputada entre griegos y turcos.

Es difícil buscar una solución razonable cuando el sentimiento patriótico sigue alimentando un Gibraltar como territorio español tras su última conquista en 1467 a los musulmanes, que la poseían desde el 711, es decir desde siete siglos atrás. Fueron dos siglos y medio de españolidad seguidos de tres bajo titularidad inglesa y esa es la realidad de los hechos. La obsesión por recuperar un espacio geográfico, perdido tras una guerra ocurrida en 1713, solo ha conducido a un lamento incrustado obsesivamente en el subconsciente nacional, alimentado por los abusos cometidos en ese territorio por Inglaterra, sin más respuesta que protestas inútiles. y declaraciones pomposas ignoradas por toda la comunidad internacional. Desengañémonos, por muchos argumentos históricos que se esgriman no se va resolver un problema enquistado durante tres siglos entre la arrogancia británica, la ineficacia diplomática española y el deseo de independencia del 98 % de la población gibraltareña.

Va siendo hora de afrontar las realidades de nuestra propia Historia y, después de tres siglos, buscar la solución olvidando un problema que sólo nos ha conducido a una frustración continuada.

LAS CIEGAS HORMIGAS

Publicado EL DIARIO MONTAÑES el 3 de agosto de 2013

                      El anunciado compromiso de todos los grupos de la oposición parlamentaria en derogar la propuesta ley educativa cuando el PP pierda las elecciones, lo que algún día necesariamente tiene que ocurrir, nos anuncia la continuidad de vaivenes que aguardan al futuro de la educación en España. Si el arco parlamentario de la actual oposición se juramenta en anular una ley antes de conocer sus efectos, sin reconocer siquiera el desastroso nivel educativo actual, nos encontramos ante un frente político más interesado en erosionar al gobierno que en asumir las necesidades futuras del país. La ley que ahora se propone, incluso con la vergonzante claudicación de rebajar la calificación para ser merecedor de una beca pagada con el dinero de todos, nace ya con la marca de una muerte anunciada. Aunque la nueva propuesta inicie su andadura, los efectos serán transitorios, sin que se puedan comprobar sus beneficios en niveles secundarios o universitarios. Como mucho, afectara a solo una generación.

Con el argumento de no haber sido consensuada, por exigencias del aprendizaje de las lenguas regionales, por la inclusión de la religión como asignatura voluntaria pero valorable en el currículum o por la demanda de que las becas deben darse a todo aquel que no suspenda, se ha exigido la dimisión del ministro Wert y se han encendido las calles con millares de estudiantes incapaces de reconocer su escasa formación y las consecuencias que tendrá en sus vidas. Los responsables del actual desastre educativo, no contemplan la necesidad de cambio alguno, más atentos en marginar la religión, condicionar la historia a su ideario político y educar en catalán, valenciano, vascuence o gallego. Se ignoran los informes internacionales que denuncian la deficiente educación básica de la juventud española, se margina el criterio de los maestros y se buscan réditos electorales con la demagógica promesa de Universidad gratuita para todos. La actual ley, al rebajar el derecho a percibir una beca con una calificación de simple aprobado, permitirá la permanencia en institutos de alumnos que no desean estudiar, el aumento el abandono escolar y que en la Universidad persista la masificación actual con exceso de titulados superiores deficientemente preparados y una constante pérdida de recursos económicos dedicados para atenderlos. ¿En serio puede alguien creer que un joven dispuesto a estudiar y esforzarse para ello, no podrá abrirse paso porque se le exija una nota de 5,5 puntos para ser becado, se le obligue a estudiar en español o religión si libremente lo desea?.

No se persigue buscar la excelencia, premiar el esfuerzo o conseguir los mejores resultados, sino mantener las posturas docentes esgrimidas desde el siglo XIX, cuando el Estado debía buscar la desaparición del analfabetismo y se hacía garante de las facultades docentes. Los maestros públicos y los institutos fueron las herramientas utilizadas. Los magníficos planes de Estudio de la Segunda República extendieron su eficacia prácticamente sin cambios durante casi medio siglo y forjaron la educación media de una nación.

Hoy, tras las transformaciones de múltiples cambios educativos ocurridos en pocos años, el desprecio a la formación profesional, la creencia que el ordenador sustituye la labor del maestro, la permisividad en las evaluaciones, la permisividad disciplinaria y el desinterés de los padres, se ha llegado a convertir la Universidad, mantenida con el dinero público, en una fábrica de titulados, la mayoría de los cuales jamás ejercerán un trabajo relacionado con las materias para las que fueron formados. Si a un profesor de instituto o universitario se le exige una capacitación especial, ¿por qué se ha de consentir que cualquier mal estudiante se aproveche de los mismos?. La deficiente formación y la exigencia de mayor especialización conducen a la proliferación de los cursos masters donde algunos centros españoles superiores, como el ICADE, IESE e IEBS figuran entre las mas importantes del mundo, mientras ninguna universidad española, con o sin becarios, aparece entre las primeras 200. Entretanto, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, el Este asiático, los países centroeuropeos y escandinavos, siguen formando las generaciones más preparadas en su escuelas públicas o privadas.

La biología y la simple observación nos enseña que las hormigas, insectos de duro exoesqueleto, cuyos líderes segregan sustancias, señalan a la colonia el camino a seguir. Desde hace cuatro décadas mantenemos la afirmación demagógica de poseer las generaciones mejor formadas, lo que sí es cierto en parte, también es una ofensa al sentido común de cualquier observador atento a lo que ocurre en nuestras aulas. La política educativa española ha escogido como ejemplo el comportamiento de las ciegas hormigas y como lema la boutade del maestro Unamuno del “que inventen ellos”.

Entretanto, ¿en qué están pensando unos políticos atentos solo al mantenimiento sus propias “universidades” entre sus Juventudes, de donde surgen las nuevas generaciones de alevines esperando su oportunidad de lograr un escaño, una asesoría o un cargo público generosamente remunerado, sin haber ejercido profesión ni responsabilidad empresarial alguna?. Lo que de verdad, se nos da bien, es formar futbolistas, cantantes pop, concursantes de televisión que olvidaron las enseñanzas de una educación primaria, y camadas de políticos en las Juventudes de sus Partidos que acabarán ocupando concejalías, puestos de asesores, directores generales y hasta ministerios. Algo mucho más rentable que el esforzado tránsito por las aulas exigido en todo el mundo civilizado.

Y así no va.

¿FUNCIONA ESPAÑA?

Publicado en el Diario Montañes el 6 de julio 2013

 

La frase fue acuñada por un joven Felipe González, entonces candidato socialista, cuando le preguntaron qué significaba su famoso slogan “por el cambio”: que España funcione. Han transcurrido casi cuatro décadas y el propósito ha quedado en el limbo.

En los últimos tiempos, nos encontramos con que en este país están fallando demasiadas cosas fundamentales para sobrevivir como nación moderna. La organización autonómica del Estado, ha devenido en múltiples particularismos artificiales, desarticulación del concepto nacional en intereses locales, abismo de endeudamiento y cobijo de políticos mediocres, muchos de ellos atentos solo a sus propios intereses. La Monarquía se cuestiona ante el espectáculo ofrecido por algunos de sus miembros y se busca en formas republicanas una solución cuya espejo podemos contemplar en los mandatos de las Comunidades Autónomas, al fin y al cabo, pequeñas repúblicas donde el endeudamiento se dispara y la corrupción permite el medro de dirigentes locales convertidos en reyezuelos de sus ínsulas de Barataria. Los sindicatos se ven envueltos en escandalosos ERES para su propio beneficio, mientras que dirigentes de las organizaciones empresariales son encarcelados por estafa y los partidos políticos, amparados en leyes electorales que no muestran la realidad del país, permanecen como organizaciones herméticas, ocultos en las sospechosas tinieblas de su financiación, apartadas de las normas legales que rigen cualquier sociedad privada.

La Justicia, contaminada por el poder y las afinidades políticas, con un Tribunal Constitucional diseñado al gusto del gobernante de turno, se ve sometida al espectáculo de jueces estrella que inician procesos con resultados desastrosos en los que los imputados salen y entran de las cárceles por múltiples irregularidades procesales que acaban con la recusación o cese de los magistrados, retraso en las decisiones que permiten prescripción de delitos, huida de encausados, sometimiento a pruebas que eternizan los procedimientos y sentencias irrisorias o desmesuradas. La Educación, tras más de seis leyes orgánicas sin que se obtenga mejoría alguna, nos ha convertido en un país con los mayores Índices de fracaso escolar, al abandono del esfuerzo y el mérito y a la proliferación de universidades, ninguna de las cuales figura entre las 200 primeras el mundo.

El Banco de España no advierte de la situación en quiebra de las Cajas de Ahorro, ignora la emisión de productos financieros preferentes y conduce a un masivo fraude en sus inversores. El último espectáculo ofrecido por Hacienda y su Agencia Tributaria es otra muestra del fracaso donde finalmente, el culpable será el sistema informático y no se encontrará a nadie responsable del escándalo por los datos aportados en el informe sobre bienes de una Infanta de España, aunque igual podría ocurrir con cualquier ciudadano de humilde cuna.

Y finalmente, la crisis económica, en un país con una cuarta parte de su población desempleada, arrastra hacia el abismo la financiación de las pensiones y de la Seguridad Social, sin que se adopten medidas de cambio. Parece como si los siete jinetes del Apocalipsis hubieran descargado sus furias sobre este viejo territorio, donde solo funcionan las previsiones meteorológicas y la selección mundial de fútbol.

Algo debe cambiar y debe hacerlo de forma rápida. De no ser así, pronto veremos surgir organizaciones anárquicas que embrollarán más aún nuestra sociedad. Bepe Grillo en Italia es un ejemplo de cómo cualquier populista puede arrastrar una gran parte del electorado y ya surgen estrafalarios personajes ofreciendo la simpleza de sus soluciones para sacarnos de este infierno, continuamente aireados en nuestras televisiones con el entusiasmo general, que evidencian el desencanto de la población hacia sus dirigentes

FUMANDO ESPERO

Publicado en el Diario Montañes 6 junio 2013

 

Se ha anunciado la posible instalación en la Comunidad de Madrid de un proyecto para la construcción un núcleo de casinos e industria relacionada con el ocio y atracción de turismo y congresos, que se acompañará de miles de plazas hoteleras, restaurantes, teatros, cines, etc… Supone una cifra de 26.900 millones de euros y la creación de 260.000 empleos directos e indirectos. La propuesta aumentará casi un 5 % el PIB de Madrid y una repercusión del 1% en el conjunto nacional y constituye la mayor inversión de dinero realizado por la iniciativa privada, no solo en España, sino en la historia de Europa, pero vez de echar las campanas al viento, de inmediato surge la polémica.

Unos argumentan que será un foco de mafias y prostitución, como si nuestro país las desconociese. Otros se oponen por su impacto ambiental en el erial que rodea a Madrid. Los más reglamentistas esgrimen que supondría modificar las normas de los convenios colectivos contempladas en el Estatuto de los Trabajadores o se escandalizan porque se pida una exención de pagos a la Seguridad Social durante dos años. Y muchos la rechazan porque la iniciativa partió de la odiada Esperanza Aguirre o porque exige cambiar los planes urbanísticos de la zona y la expropiación de terrenos baldíos. Argumentos muy parecidos podrían haberse esgrimido cuando Renault, Citroen, Opel o la Ford levantaron sus fábricas. Como siempre surge la polémica, ya desatada en ocasiones similares cuando se pretendió instalar Eurodisney en Cataluña, para luego fugarse a Paris. Ahora tenemos el riesgo de que se marche a Portugal, Italia, Grecia o Marruecos. Incluso la Generalidad catalana está dispuesta a ofrecerse como alternativa, lo que anularía de un plumazo su deuda y le ayudaría en su despegue económico y su senda independentista. Y hay quienes se escandalizan porque tendría que modificarse la ley antitabaco en algunas zonas del complejo. En Estados Unidos esa normativa es mucho más dura que en España y pese a ello se contempla su exención en los casinos, como ocurre con otras en las que prohiben la venta de alcohol o el juego.

España es un ejemplo de cómo se destroza el medio ambiente, cobijo de mafias y paraíso del consumo de droga. En pocos lugares como Estados Unidos se persigue su tráfico como allí. La conservación medioambiental es envidiable en Estados Unidos, que posee espectaculares parques urbanos y nacionales, y donde Las Vegas se convirtió en un oasis de riqueza en medio del desierto. España, con el mayor desempleo de Europa, sufre dolorosas crisis familiares, personales, emigración, delincuencia y pobreza junto a generaciones perdidas de jóvenes que durante años no podrán encontrar trabajo alguno. Cualquier pequeña empresa que pretenda instalarse solicita ayudas a la administración, subvenciones, exenciones fiscales, etc… Muchas fracasan por las normas de trabajo, anquilosadas en convenios colectivos imposibles de asumir o huyen a países con mayor flexibilidad laboral. Pero aquí imponemos nuestra pureza de inquisidores defendiendo leyes que limitan nuestro crecimiento y ahogan nuestro futuro.

¿Qué alternativas hay?. Hemos construido aeropuertos sin uso, carreteras sin circulación, AVES sin pasajeros, museos y edificios emblemáticos como lujosos estandartes de las autonomías, desalinizadoras contaminantes y seguimos lamentándonos. Por poner un ejemplo, en Cantabria, la réplica de Altamira costó casi 24 millones de euros y se encuentra en pérdidas. El palacio de Festivales de Santander es una muestra con la que ocurre lo mismo. Y seguimos buscando emplazamientos para campos de golf sin jugadores. No se ha realizado en toda España ninguna inversión generadora masiva de riqueza. Pero no aprendemos.

Ahora llega un plan Marshall al que nos oponemos llenos de prejuicios legales y éticos. Desde la oposición política, púlpitos, sindicatos y prensa adoctrinada, surgen las voces críticas. El plan prevé la construcción de centenares de plazas hoteleras y los servicios que las acompañan, suministros, empleos directos e indirectos, mejoras en las comunicaciones, pero lo rechazamos. Transformar el erial del Jarama en un oasis de empleo y convertirlo en un foco de atracción del dinero a nivel europeo y mundial no es lo nuestro. Y además porque hay que cambiar la normativa legal que limita el hábito de fumar. Pero nuestro parlamento, entre debates eternos, dedica su tiempo a la regulación del contenido en grasa de los bollos que consumen los niños y la velocidad de las carreteras. Sus señorías tienen más preocupación por el cáncer que puedan contraer algunos dentro de treinta años, que por el hambre de millares esta semana. ¿Por qué no suspender la actividad minera o la pesca por sus peligros?. ¿Por qué no cerrar cualquier establecimiento que vendan bebidas alcohólicas por su evidente relación con la cirrosis?.¿Por qué se tolera el denigrante botellón multitudinario y se prohibe el cigarrillo de una sobremesa?.

Mientras tanto, Mr Adelson espera que la legislación española cambie una ley que permita que el río de riqueza llegue. El magnate ganará dinero, faltaría más. Nadie realiza una inversión, por pequeña que sea, sin esperar ganancias. Pero precisamente el beneficio de otros, genera la riqueza de los demás. Y un aumento del 5 % del PIB y que un cuarto de millón de personas encuentren trabajo es algo quimérico en la España actual y en un futuro a medio plazo.

Hemos sustituido la verbena ilusoria del “Bienvenido mister Mashsall” de los años de la autarquía por el desprecio hacia una inversión anunciada que deja en evidencia hasta dónde pueden entrometerse los políticos en la vida privada y su especialidad en levantar barreras, mientras los desempleados consumen su angustia fumando en las colas del INEM. Crucemos los dedos para que el millonario americano no agote su paciencia y acabe por invertir su complejo en un país con menos ridículas restricciones ante el maná ofrecido.

EL PP YA TIENE QUIEN LE VOTA

                                            Publicado en el DIARIO MONTAÑES el 7 mayo 2013

Sin ninguna sorpresa hemos leído hace unos días a una alta directiva de la  administración regional argumentar cómo debe ser la política sanitaria del Partido al que dice no pertenecer, con el que nunca simpatizó y al que confiesa jamás haber votado. Ello no es inconveniente para que el gobierno regional y su Consejera de Sanidad  tuviesen el más mínimo inconveniente en nombrarla subdirectora general de GestiónEconómica e Infraestructuras del Servicio Cántabro de Salud junto a otros tantos  responsables de las diferentesáreas con las correspondientes asesorías y demás cargos. Así se explica que el hospital Valdecilla siga camino de tres lustros en estado permanente de obras, actualmente de nuevo paralizadas, con el personal sanitario trabajando en situación precaria y los enfermos masificados en eternas listas de espera.

 Ya es grave que proliferen en la administración regional multitud de subdirectores nombrados bajo el criterio político del ganador electoral. La  esforzada subdirectora general de dilatada trayectoria al servicio de las administraciones socialistas que durante años han sido responsables del desatino de la construcción del hospital y su perpetuo estado de obras sin decir ni pío, ahora señala las normas de cómo será la financiación del mismo y se enorgullece de su satisfactoria colaboración con dos consecutivos consejeros socialistas y la actual popular.

 No es la primera vez. A nivel nacional, el ministro de Economía nombró directora general a una ilustre socialista que estuvo participando activamente contra el propio PP. El ministro de Interior ha mantenido a los más altos cargos de la policía, se olvidó del caso Faisán y permitió la excarcelación de un etarra multiasesino. Otros tardaron meses en nombrar al nuevo director de Televisión Española y sustituir como Director General de Correos al ex consejero de Economía de Cantabria

 Desde hace años el Partido Popular se palpa con horror la ropa a la hora de decidir su política. Cuando el socialismo llega al poder, erradica a cualquier cargo político de la anterior administración, margina a los funcionarios públicos de fidelidad sospechosa y procede a nombrar un sinfín de afiliados sin otros méritos que el carnet de afiliado. De igual forma, en cuestión de días suprimió una ley de Educación,  aprobada en el Parlamento, anuló el Plan Hidrológico, retiró las tropas de un conflicto bélico y cambio de arriba a abajo nuestras relaciones internacionales.El Partido Popular, tan respetuoso con la convivencia y la democracia, tan bien educado en las formas y considerado con sus adversarios, nunca ha tomado medida drástica alguna, ni con dos mayorías absolutas ni en ninguna otra situación.

 Se abandona la política educativa, no se reforma una ley electoral que legitime al parlamento con la realidad social, no se cambia la ley del aborto, no se suprimen las subvenciones vergonzantes, no se eliminan las empresas públicas que cobijan la mamandurria del enchufismo, no se retiran las subvenciones sindicales, no se aborda la ley de huelga, no se aplica una política radical al robo de las inversiones preferentes patrocinadas desde las Cajas  públicas, no se persigue  a los responsables del desastre económico…Y cuando,alguno de sus miembros aparece marcado por la sospecha o certeza de la corrupción, se dan argumentos balbuceanteso se responde con aquello del “tu mas”.

Cuando hay que afrontar con valentía la amenaza del  separatismo y desafió constitucional de los nacionalistas catalanes o vascos, se anuncia tímidamente que se procederá a crear una comisión de estudio. Cuando los gobiernos autónomos incumplen las normas de ajuste presupuestario, se conceden nuevas prórrogas, mientras se niegan a empresas y ciudadanos a los que se les aumentan los impuestos. Y al nombrar a quienes deben dirigir su política se recurre a los colaboradores de la  administración socialista. Claro está que ante la calidad profesional de algunos nombramientos sin mas bagaje que su lealtad a las juventudes del partido o sus trayectorias de empleados al servicio del mismo, quizás sea mejor lo malo  conocido que lo bueno por conocer.

 La reciente confesión de la subdirectora  en Cantabria no es culpa del la Consejera actual de Sanidad ni del Presidente regional. Está en los genes de ese conservadurismo español, preso de sus complejos, aferrado a memorias históricas inexistentes para no ser tachado de lo que probablemente se ha merecido en muchas ocasiones: cobardía y deslealtad hacia sus votantes, pusilanimidad en la toma de decisiones e incapacidad a la hora de exponerlas.Afortunadamente el PP, con una política tan coherente, tan responsable y tan bien informada, ya tiene quien le vote en las próximas elecciones, entre los miembros  nombrados a dedo por su propia administración.

 

LA ESCANDALERA NACIONAL

Publicado en el Diario Montañés 28 febrero 2013

 Desde los aledaños más próximos a los despachos del partido gobernante y de la oposición, hasta los Ayuntamientos, de cualquier color político, se ha extendido una ola de corrupción, sobre presidentes de Comunidades Autónomas, alcaldes, directivos de cajas y bancos públicos, y un submundo de personajillos alimentados por comisiones millonarias e intermediarios que utilizaban la cercanía al poder para engrosar sus generosas cuentas personales. Se han generalizado redes de financiación ilegal en la finca catalana de Convergencia, en quienes gobernaron Baleares al frente de los expresidentes Matas y Monar, en las dudosas fortunas de Bono y la familia Pujol, en sospechosas citas de ministros en gasolineras y en un selecto grupo de pícaros de alto nivel, que utilizaron su proximidad familiar a la Casa Real para conseguir contratos con la administración pública.

El Parlamento pretende disfrazar los desafueros con leyes anticorrupción que ya contempla el Código Penal o con declaraciones de patrimonio personal en las que nadie cree, mientras los tribunales de Justicia se inundan de acusados, imputados y procedimientos de instrucción dilatados lo largo de años, y entretanto la población contempla cómo el dinero obtenido por la imposición fiscal más elevada de Europa, se esfuma entre subvenciones, obras faraónicas, cuentas en Suiza y sueldos de los clanes políticos.

Mientras el país se convierte en un erial económico, donde desaparece el tejido industrial y comercial e intentan sobrevivir cinco millones de parados, prosperan las cuentas corrientes de muchos personajes que viven de los favores y las comisiones ilegales. La actividad política, en vez de atender los cambios que un electorado mayoritario solicitó, se ha sustituido por la maquinaria recolectora de dinero destinada a tapar los agujeros surgidos en los alegres años de vino y rosas. No se reorganiza de forma razonable la dispersión de la estructura estatal convertida en una multitud de reinos de taifas, no se reduce el número de sociedades públicas inútiles, no se simplifica la maquinaria burocrática que facilite el trabajo de las empresas, no se aborda la amenaza de quiebra de la Seguridad Social, no se ve ejemplo alguno en la clase política que ilusione al ciudadano, no se acomete un cambio del sistema electoral que muestre el verdadero sentir de la población, no se regula una ley de huelga que limite los abusos sindicales, no aborda una política antiterrorista continuamente criticada, ni se cambian las leyes contra las que se clamó en la legislatura anterior. Y mientras estallan los escándalos de los ERES fraudulentos, del saqueo del tesoro público en comunidades prósperas — Baleares, Valencia, Cataluña …–, surgen en movimientos de indignación sin rumbo, crecen las colas en Cáritas o en los contenedores de basuras y se pierde una generación de jóvenes que saben que nunca encontrarán el trabajo para el que se formaron durante años.

La actividad política se ha convertido en la bronca sectaria y el latrocinio y la ciudadanía contempla sin ilusión las promesas de quienes olvidaron su ideología para convertirse en tramposos administradores de los dineros públicos mientras el bienestar se hunde en una crisis cuya salida no se encuentra, a la espera de la débil luz final del túnel o de unos añosos brotes verdes, que nunca llegan

En España el desencanto abarca no solo a los partidos políticos sin excepción, sino también a una Justicia que consideramos politizada o inútil en su lentitud, a la organización de un Estado fraccionado en Autonomías y en amenazas secesionistas, a cuestionarnos la monarquía volviendo la vista hacia formas republicanas como nuevo señuelo en quien confiar. Entonces pedimos la presencia de la sociedad civil como fuente regeneradora de una democracia que consideramos perdida por la corrupción e incapaz de atender las necesidades diarias. En Italia, se expresó la respuesta como una revolución social que, en su día trajo al cavallieri Berlusconi, y hoy regresa con el payaso Grillo y en Grecia como revuelta permanente. Es el resultado del voto del rechazo, hastiado de la corrupción e ineptitud de sus gobernantes. Es el resultado de la falta de liderazgos, del convencimiento de que los políticos actuales carecen de valía convertidos en castas encerradas en sus torres de marfil.

Tras casi cuatro décadas de democracia, iniciamos el siglo XXI cuestionándonos si existen liderazgos correctos o si las ideas sustentadas por los partidos políticos coinciden con las necesidades de los ciudadanos. Contemplamos los abusos de los privilegiados y nos indignamos ante leyes que consideramos inútiles, injustas o confiscatorias. Clamamos contra las reglamentaciones que limitan nuestra actividad y nos imponen nuevas cargas para seguir manteniendo una estructura gigantesca que dice protegernos, mientras nos estrangula. Hemos olvidado que los políticos son nuestros administradores, que somos ciudadanos y no siervos. La sociedad se ve devorada por el poder del Estado alimentado por una clase política lejana que se limita a llevar una contabilidad empresarial como forma de Gobierno. ¿Es el final de las ideologías?.

–Estos son mis principios, — dijo en su día Groucho Marx — Si no le gustan tengo otros.

En las próximas elecciones, cargados de escepticismo, borreguilmente disciplinados, volveremos a creer en sus promesas

¿QUE HACEMOS CON CATALUÑA?

Publicado en el DIARIO MONTAÑES el 11 de febrero de 2013

           Treinta años con un Estatuto han sido insuficientes para las insaciables ansias del nacionalismo catalán. Aquellas diadas que congregaban a centenares de barceloneses se convirtieron en la masiva manifestación de independentismo, bajo la que subyacen dos movimientos, cada uno con su bandera: la senyera barrada que identifica a la derecha y la estelada símbolo de la izquierda más radical. Las rivalidades deportivas se confundieron con los sentimientos políticos. La masiva exhibición de la senyera en los encuentros entre Real Madrid y Barcelona nunca buscó el apoyo a un equipo de futbol sino mostrar el ansia independentista encendido por el actual presidente de la Generalidad. La masiva exhibición de la senyera como signo de identidad de un club legitimaría que sus rivales, en un futuro, se envolviesen en la bandera bicolor de España.

A lo largo de tres décadas, el sentimiento nacionalista fue creciendo hasta desembocar en un pacto político que hundió económicamente la que fue en su momento la región más próspera de España. Antes falsearon sus raíces históricas, educaron a dos generaciones en el desprecio a sentirse españoles, convirtieron a su clase política en un foso de corrupción, identificaron la celebración de una Olimpiada como un logro nacionalista e instalaron representaciones diplomáticas a lo largo y ancho de la geografía mundial. En los últimos tiempos se han acelerado los pronunciamientos de independentismo en aisladas poblaciones, tras la modificación del Estatuto votado por una minoritaria parte de la población y que el Tribunal Constitucional declaraba tardíamente ilegales. Que existiese un colosal agujero millonario de deuda por la mala administración del nacionalismo catalán, que la reconversión del aeropuerto de El Prat o el AVE se conviertan en los más caros proyectos de obra pública de las últimas décadas y éste se prolongue hasta Gerona y se siga clamando por la falta de infraestructuras, que se requieran millones de euros para pagar la inmensa deuda generada, que los bonos emitidos por la Generalidad se consideren financieramente tan atractivos como los de Grecia o Montenegro, no serviría para nada. Cuando las últimas elecciones han reducido la representación de quienes proyectan el mayor desafío separatista, se sigue adelante con una votación parlamentaria que es el prólogo a la declaración de independencia unilateral.

Mientras tanto, la respuesta del Gobierno central, empecinado en atender los problemas económicos y aturdido por la corrupción generalizada que asola a la clase política, sigue siendo de una tibieza que indigna, con llamamientos al diálogo, la creencia de que existen otros problemas más graves, la discrepancia interna de cómo afrontar el desafío y el consuelo de recibir cualquier manifestación de apoyo de la Unión Europea. Y se exhiben balances de las desastrosas consecuencias económicas que el secesionismo provocaría en Cataluña, como si España fuese una simple empresa financiera o se esgrimen recursos legales para frenar el desafío o la necesidad de un referéndum nacional que, arcangélicamente, acallara el independentismo. Pero se olvida que Cataluña nunca aceptó ni los pronunciamientos del Tribunal Constitucional ni una política nacional conjunta, y sus portavoces han expresado claramente que el deseo de los pueblos está por encima de las leyes o tratados.

La política nacionalista ha conducido al empobrecimiento de su Universidad, donde no acuden becarios ni profesores extranjeros, a la huida de las inversiones internacionales, desde la Coca Cola a la Nissan, a un fracaso escolar que ocupa el segundo lugar de España tras Andalucía, al problema de afrontar el millón de inmigrantes musulmanes que trabajan en Cataluña, — la sexta parte de su población –- y llevará al aislamiento de su banca y su comercio, al hundimiento de un economía ahogada en la deuda, a la exclusión de la Unión Europea, al desamparo de sus jubilados imposibles de ser atendidos con los ingresos catalanes aislados y puede conducir al exilio masivo de quienes serán perseguidos por una política infame y la ruptura social entre quienes se sienten tan españoles como catalanes y quienes reniegan de su españolidad, separando amistades, vecindades y familias. Ese sería el mayor peligro que acecha bajo la demanda nacionalista que se alimenta y sigue progresando

Pero, con la misma rapidez que el crecimiento nacionalista, se está despertando en la opinión pública española un hartazgo generalizado frente a sus demandas y chantajes. Los gritos contra España pueden volverse en un clamor contra Cataluña y el rechazo a todo lo que se identifique como catalán, desde los productos a las personas, provocando una escisión social que jamás existió.

Cuando al presidente De Gaulle, una parte de la población vascofrancesa comenzó a pedir autonomía e independencia entre Burdeos y Pau, el general sentenció:

–Que se la den

Y desde entonces se acabaron las demandas.

COLECCIONISTAS DE ARTE

Publicado en DIARIO MONTAÑES, 26 noviembre 2012

                                                                                                 

        Hace tiempo fue denunciada la pérdida de 200 obras de arte adquiridas por el Gobierno de Cantabria, cuyo valor se estimó en unos 200.000 euros. Hoy siguen sin aparecer 60 de ellas.

        El hallazgo de los cuadros adquiridos por la Consejería de Cultura en un depósito privado encubre no solo la sospecha de un negocio turbio, sino la insensata política cultural desarrollada por los responsables de la Autonomía durante años.¿Qué criterio se siguió al adquirir obras de arte que luego eran almacenadas ?. ¿En qué mercados y con qué objeto se compran pinturas a cargo del presupuesto del ciudadano?.¿El mantenimiento y la subvención de artistas y merchantes es lafuente donde se nutre la política cultural de una Administración?. ¿Ha habido alguna exhibición de las obras compradas por la Comunidad cántabra con el dinero de los ciudadanos o simplemente ha sido el capricho del consejero de turno quien se encargaba de la compra y almacenamiento de arte, como una inversión de futuro ?. Aquí no ha habido patronazgo alguno sino la simple compra a cargo de losdineros públicos de obras donde probablemente el amiguismo y las simpatías políticas han contado más que los propios méritos de las obras adquiridas.

                 Pero además hay que preguntarse si la política cultural de una Autonomía debe dedicarse a la adquisición de patrimonio artístico como puede hacer cualquier coleccionista privado. Estos lo hacen con su propio dinero, siguiendo sus gustos particulares y se muestran orgullosos de exhibir sus colecciones y cuidarlas o utilizan la creación de fundaciones y la donación de obras de reconocido valor artístico como parte de un pago tributario.Se comprende el fomento de actividades culturales ayudando a artistas nuevos, concediendo premios, patrocinando becas de formación, participando en exposiciones, fomentando la creatividad, pero nunca acumulando obras para guardarlas en depósitos escondidos, almacenes privados o adornar despachos oficiales. Los dineros públicos en cultura deben destinarse,fundamentalmente a la digna conservación y guarda del patrimonio artístico, al fomento de su conocimiento y al disfrute ciudadano en su contemplación. Eso no incluye la compra de obras baratas y su almacenamientovergonzante.¿Son realmente obras dignas de ser compradas aquellas cuyo costo medio se calcula en 600 euros cada una?

                  El Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, escondido durante décadas en los bajos del antiguo edificio de la Diputación sigue buscando su sede. Piezasarqueológicas únicas del Paleolítico, Neolítico y Medioevo se amontonaron durante años en las vitrinas de la miserable sede, y aún hoy sigue buscando un lugar apropiado donde exhibirse.Cuando hace años el Presidente francés Jacques Chirac visitó Cantabria, manifestó su deseo de conocerlo. En la mente de muchos quedó la imagenavergonzada de mostrar al ilustre visitante las desangeladas vitrinas donde se amontonaban como en una oscura tienda, la mejor colección existente en España. Pero nada cambia. El museo siguió en su humilde escondite, y se contempla una inversión de medio millón de euros para volver a acondicionar los bajos de un espacio comercial como sede provisional donde probablementepermanecerá años.

                   Ahora, la misma Administración que tenía en el Guggenheim de Bilbao el ejemplo de cómoconvertir una ciudad en foco de atracción cultural, adquiría obras de artistas ajenos a las raíces culturales de la región, en las ferias de Arco o Expo-Santander, formando una heterogénea Colección Norte,e ignoraba las obras de artistas cántabros contemporáneos — Cossío, Quirós, de la Puente, Raba, Gran, de la Foz, Eduardo Sanz, Jesús Otero, Medina, Uslé, Gruber, Valdeón, Navarro Baldeweg, Joaquín Capa, Celis o los más recientes Victoria Civera, Gogar, Cuevas, Ricardo González, Martinez Cano y un largo plantel de artistas que quedaban reducidos al ámbito del coleccionismo privado.

                   El patronazgo de la cultura hoy es casi una misión reducida al ámbito de los económicamente poderosos. A lo largo de la historia han sido estos los únicos que ampararon a los artistas. Pero en los tiempos modernos, los creadores exhiben sus obras en galerías al público y son mecenas o coleccionistas privados quienes han asumido esta función. Los museos estatales se nutren de donaciones o de obras de valor acreditado o galardonadas en premios convocados por las instituciones, que pasan a formar parte del patrimonio patrocinador. Lo que no es admisible es que sean los impuestos de los ciudadanos los que se dediquen a la compra de obras de arte sin valor acreditado. Y asi se ha hecho en Cantabria, donde eran adquiridas y almacenadas, para finalmente, poder contemplarse en los depósitos de un Juzgado.

RUIZ MATEOS Y COMPAÑIA

Publicado en EL DIARIO MONTAÑES; 26 septiembre 2012

 

¿Quiénes han sido los grandes protagonistas de los escándalos financieros en los últimos meses?: Undargarin y Ruiz Mateos. Pero bajo la hojarasca levantada por la notoriedad del duque de Palma o los chulescos desplantes del empresario jerezano se encubren otros hechos.

Ruiz Mateos, personaje excéntrico, acosado y despreciado por los altos poderes y el mundo financiero, es puntualmente encausado por alzamiento de bienes, quiebra fraudulenta, deudas a la Seguridad Social…. El famoso duque usaba su influencia para enriquecerse y el empresario jerezano recogía dinero de inversores privados sin garantías del Registro Mercantil. Uno pensaba aprovecharse de su cercanía a la familia real: otro ofrecía participaciones en sus empresas con pagarés de 1.200 euros a un alto interés, no controlados por las instituciones que se supone vigilan los mercados. En los dos casos los perjudicados no eran unos simples ahorradores, sino gentes dispuestas a aprovechar una influencia poderosa o el espejismo de elevadas ganancias en tiempos de crisis.

Mientras son múltiples las empresas bancarias que defraudaron o engañaron a sus clientes con la venta de “productos preferentes”, reteniendo millones de euros, sin que por el momento, se haya tomado medida alguna. A la vez, ex ministros, exdiputados, políticos, sindicalistas convertidos en gestores del dinero privado llevaron a las empresas publicas que dirigían a la ruina, dejando deudas millonarias, declarando ante inútiles comisiones de investigación y sin correr el riesgo de comparecer esposados ante un juez. ¿Hay algún alto cargo directivo de las mismas sometido a juicio por los desastres de Bankia, Caixa Catalunya, Caja Sur, la Caja de Castilla-La Mancha, la de Ahorros del Mediterráneo y tantas otras?

La malversación de fondos públicos, los sueldos millonarios de los directivos políticos que rigieron muchas entidades publicas, el fraude de los EREs andaluces, las responsabilidades de quienes han conducido a la actual situación económica, solo acaban con la desaparición de millones de euros, concentrar el desaguisado con la creación de un “Banco malo” y aumentar las dificultades económicas de los españoles.. Sin embargo, quienes ofrecían “productos preferentes”, supuestamente con el visto bueno del Banco de España, quien depositaba su sueldo y sus ahorros en una Caja, quien contribuía a la financiación de organismos públicos, se ha viso engañado por el enriquecimiento personal de los directivos o por el despilfarro de un dinero que debió dedicarse a otros fines, mientras se concedían millonarios sueldos, y se aseguraban escandalosas jubilaciones a cargo del ahorro privado.

Existe una notable diferencia entre perseguir un beneficio gracias a la influencia de un personaje próximo a la familia real y ver cómo desaparecen los pequeños ahorros por la venta, con todo tipo de supuestas garantías, de “productos preferentes” por muchos bancos con el aval del Banco de España. Como no es lo mismo que una empresa privada pida inversiones con el riesgo de asumir altos rendimientos y que estas se esfumen por una mala gestión o una crisis económica, que recoger los ahorros depositados en las Cajas y dedicarlos a invertir según el capricho de insensatos directivos a quienes nadie pedirá responsabilidades.

Yo no se si el flan Dhul, los chocolates Elgorriaga, el Cacaolat o la leche Clesa hubieran podido sobrevivir a la actual situación económica. Pero si sé que construir aeropuertos sin vuelos, AVES sin pasajeros, palacios de congresos en cada ciudad, museos sin contenido o polideportivos en pueblos sin jóvenes no son precisamente actividades en las que debieran embarcarse las Cajas de Ahorros. Y eso es lo que ha pasando durante años, sin que nadie dijera ni pío,

Dicen que la Justicia aclarará todo y que el Estado asumirá esas pérdidas. Pero conviene recordar, que el dinero con el que se pagarán, y los intereses que esas deudas han generado, saldrán de nuestros bolsillos, sin haber intentado sobornar a un duque o enriquecernos por las promesas de un empresario atípico.

Opiniones Libres

?>