Qué será de nosotros en 2.011
Estos primeros días de 2.011, los gimnasios se han llenado de excelsos cuerpos en busca de una rebaja de grasas a base de castigo en cinta, bicicleta, pesas y sauna. En el que voy yo he visto ya algunas caras, y algunas tripas, nuevas. Es uno de los propósitos que se hace la mayoría. El de dejar de fumar ya no tiene gracia, porque a la fuerza ahorcan. Los bares y las cafeterías huelen a otra cosa. Algunas a café, otras a lejía, algunas a cerrado, otras a personas. Las puertas de los locales están llenas de fumadores compulsivos incapaces de aguantar tres minutos sin pegarle a un pito. Supongo que con el paso de las semanas se les irá pasando. Quizá cuando vuelva a subir el precio del tabaco y se vaya poniendo prohibitivo.
A finales de enero, a medida que vayan llegando las facturas, tendremos que calcular cuántos cafés hay que dejar de tomar para pagar las subidas. Habrá que ver también en lo que se nos queda congelada la nómina para poder atinar fino en las cuentas. No vaya a ser que al final, por hacer mal las sumas, en vez de cafés tengamos que quitarnos de segundos platos. Yo sigo queriendo que el ministro Sebastián cuente dónde toma él los cafeses en Madrid, para pasarme un día de estos y dejar a su nombre el cañón de uno con tostada completa. A cambio, si quiere, le devuelvo alguna de las dos bombillas de bajo consumo que me ha mandando a casa. Total, apenas alumbran.
En abril tengo que ajustar el alquiler del piso en el que vivo. Ya me veo apurando más cafés para cubrir la subida, que no será inferior a los 15 euros mensuales. Para no confundirme, creo que le voy a mandar las cifras a Sebastián y que me diga él de qué me quito. Y luego en mayo el seguro del coche. Tendré que llamar como todos los años para que me expliquen cómo es posible que sin dar partes me suban la cuota, y engañarles con que me voy a otra compañía para rascarles 50 ó 60 euros (así como cuatro cafés). Luego toca el seguro del hogar, pero este no lo discuto, que para cuando llega estoy agotado de reclamar y que me den por el saco. El aviso de la subida viene en una carta muy amable que firma un director de departamento, llena de excusas muy bien armadas y que dan hasta pena rebatir. Más divertidas que lo del café, dónde vas a parar.
La verdad es que todos los años suena la misma canción de las subidas, pero en este el frío polar de la crisis hace que además haya mucho eco. Un céntimo más los sellos, así que ni cartas de queja vamos a poder enviar. Bueno, o sí, si nos quitamos el azúcar del primer café que no nos quitemos después del que hay que usar con la subida de la luz. Yo creo que 2.011 va a ser el año de Sebastián. No voy a dejar de pasar ocasión de meterme con él. Que no le pase nada hasta mediados de febrero y ya se nos haya hecho el cuerpo a los nuevos precios en todo. Y de todos modos alguien tiene que pagar el pato de que mientras el debe se nos va creciendo, el haber se ha quedado helado pero sin cucurucho. Zapatero no está para chistes, así que las chanzas para el ministro de Industria que es un cachondo.
1 comentario
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By Libertario, 6 enero 2011 @ 12:24
En 2011 lo peor que nos puede ocurrir es que se instale la «estanflación», lo cual indefectiblemente nos conducirá a mayores ajustes que nos empobrecerán.
P.D. D.Víctor está vd. de una creatividad literaria homérica.