Administración 1.0

Hace tiempo que debería estar implantada en España la administración electrónica. Hay cantidad de trámites que podrían poder hacerse desde casa en cualquier momento sin la pérdida de tiempo de los desplazamientos y las colas. Algo tan sencillo como cambiar un empadronamiento o modificar la dirección en los datos de tráfico, que solamente suponen sustituir unas líneas en una base de datos, habría de estar al alcance de un par de clics. Pero hoy por hoy, no sé si por culpa de la inercia de la maquinaria burocrática, lenta como elefante enfermo, o de los asentados tics de los funcionarios, a veces muy poco proclives a los cambios, hay que seguir cogiendo número, rellenando hojas autocalcables y esperando varios cuartos de hora para trámites tan simples.

Vivimos en el país de los papeles, los sellos de caucho, los impresos, los volantes, las etiquetas y los registros. Si te mudas de casa, tienes que cambiar el padrón municipal, el dni, notificarlo en tráfico si tienes carné de conducir y cambiar la dirección en la documentación del coche si también lo tienes, avisar a Hacienda, al banco y a la seguridad social. Todo con colas, copias, fotocopias, impresos y paciencia, mucha paciencia. Aquí figuramos en mil registros administrativos que no están interconectados entre ellos. Hace poco me percaté de que mi número de teléfono salía mal en unos papeles que me dio mi médico de familia. Allí mismo él lo cambió en un fichero, que no es el mismo que el de mi expediente clínico, ni siquiera que el que se maneja en el hospital. Así no me extraña que en España se pierdan las cosas, sobre todo el tiempo y el dinero de los contribuyentes.

Muchos avances tecnológicos se justifican porque hacen más fácil nuestras cosas cotidianas. El boom de los teléfonos inteligentes y los ordenadores portátiles, el aumento de las ofertas de conectividad, el crecimiento en la generación de aplicaciones informáticas que hacen de todo, ponen el foco en la importancia de la tecnología. La empresa privada lo ha sabido comprender, y es difícil que quienes quieren estar en lo más alto del mercado no la hayan convertido en instrumento del desarrollo de sus modelos de negocio. Pero la administración no lo ha hecho. La burocracia presencial sigue comiéndose recursos que empleados de otro modo la harían más eficiente y más eficaz. Seguimos teniendo una administración de los años 50 del siglo pasado que ya no responde a lo que los ciudadanos necesitamos en términos de agilidad, que es tanto como decir en términos de calidad. Y alguien debiera hacer algo.

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1 comentario

  • By Libertario, 11 octubre 2011 @ 19:48

    Joder …cuanto sabe vd. D.Víctor Javier, columnista, tertuliano, director de programa radiofónico….en fin, un auténtico hombre del renacimiento.

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