Pasta para saraos
Antes, cuando no había crisis y la pasta pública crecía en los árboles, había dinero para todo. Anda que no se han visto eventos patrocinados por las administraciones en los que se publicitaba, vendía, mostraba, enseñaba, o promocionaba cualquier cosa. Miles de euros se han ido en carteles, folletos, azafatas, stands, carpas, luces, megafonías, cócteles y condumios, sin que nadie se preguntara ni por el objetivo último del asunto ni pusiera en cuestión su procedencia. Mientras hubiera colores y regalos a gogó, todo ha venido valiendo, y de todo se ha ido tragando. Total, sobraba dinero y tiempo.
Ahora que hay crisis (dicen que estamos saliendo poco a poco), lo que queda es mucho tiempo pero ya no hay tela que cortar. Que les pregunten a los pensionistas, que el año que viene se lo tienen que arreglar con lo de este. O a los funcionarios, a los que les han cobrado tener un puesto de trabajo fijo rebajándoles el sueldo. Así que parece que lo suyo es reducir los saraos por lo menos para que parezca que ya no se despilfarra. El dinero es poco y la necesidad la de siempre. Y a ello se están aplicando las instituciones, que ya no dan canapés en las inauguraciones, y si pueden no organizan ni inauguraciones. Escasean las exposiciones y las demostraciones, porque nadie quiere dar cuarto al pregonero y que le señalen con el dedo por gastar en cosas superfluas. Por supuesto, la privada ha sido la primera en aplicarse el cuento, y ni anuncios en prensa ponen ya.
De todos modos, siempre queda algún ejemplo de que algunos siguen teniendo amigos en agencias y empresas de eventos a los que dar de comer. El ayuntamiento de Santander ha plantado en La Porticada unas maquetas, unos carteles y hasta unas televisiones planas gigantes para vender no sé qué cosa en la Vaguada de Las Llamas. Hasta guardia de seguridad nocturno estamos pagando a cuenta del asunto. Y la Dirección General de Asuntos Europeos (y Cooperación al Desarrollo, que es también el nombre de una de las primeras partidas de los Presupuestos del Estado que se vieron reducidas allá por el mes de junio) ha organizado unos Juegos Náuticos Atlánticos, que no digo yo que hasta en juegos haya que ahorrar, pero que podían hacerse sin tanto despliegue de carpas, carteles, anuncios y fanfarrias. Por cierto, que con la misma educación que demuestran algunos viandantes y muchos conductores en este país nuestro donde la cortesía y el saber estar quedan en la columna del debe (es decir, ninguna), han ocupado el carril-bici de todo el Paseo Marítimo con la aquiescencia del consistorio.
En total, que diría mi vecino el mayor, que alguien en el ayuntamiento y alguien en el Gobierno han considerado que el autobombo y la autopromoción siguen siendo buena razón para gastar lo que dicen que no hay, y ahí tenemos maquetas y carpas. A lo mejor, el 1 de enero algún jubilado debería plantarse en los despachos de estos señores a que le expliquen bien explicado por qué se congela su pensión. Yo estaría incluso por animarle a que lo haga ya mismo, antes de que la cosa se quede, como casi siempre, en nada.
1 comentario
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By Libertario, 29 julio 2010 @ 10:40
Comparto totalmente tu preocupación por el control del gasto público. Una de las cosas que espero quede fijada en el imaginario colectivo es que el dinero es nuestro, de los que trabajamos y los poderes públicos deben respetarnos invirtiendo adecuadamente el producto de nuestro trabajo.