El país de Martínez Soria
Supongo que la señora de Obama estará más que acostumbrada a vivir su vida cotidiana a la lupa cotilla de todo quisqui. Por eso, no habrá alucinado ni la mitad que cualquiera con dos dedos de frente a la vista del revuelo popular que han montado sus vacaciones en España. Lo de esta mujer por tierras del sur ha sido lo más cateto y pueblerino que se recuerda desde que Paco Martinez Soria llegara a la Costa del Sol desde Valdemorrillo del Moncayo para copiar su forma de fomentar el turismo. Más que nada por la masa de gente a codazos para verle vestido y calzado y largar en voz alta lo guapa y delgada que está, pero sobre todo por ese rendibú indecente que muchas autoridades de tercera fila le han dedicado.
La escena de los centenares de personas detrás del cordón de seguridad en la playa, cámara de móvil en ristre, mientras la niña pequeña de los Obama se pegaba un baño en el mar, ha sido apoteósica. Y la foto de la consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía rodeada de los regalos gastronómicos para agasajar a la primera dama americana es digna de enmarcar, y hasta de usarse como ejemplo de qué hacer para ser más de pueblo que las amapolas. Bien es verdad que no todos los días alguien mundialmente famoso se pasea por la calles de tu ciudad o visita tu comunidad autónoma, pero la mesura en el entusiasmo es lo que marca la diferencia entre parecer un paleto y ser un curioso. Que los señores y señoras ociosas, que esto del porterismo no conoce género, se peguen dos y tres horas al sol para ver a la Obama bajarse de un todoterreno rodeada de armarios empotrados de dos metros entra en lo previsible en un país donde Belén Esteban es la princesa del pueblo. Ahora, que los políticos de turno doblen la cerviz y se les caiga la baba mientras le entregan cestas de embutidos y vino, y collares y abalorios, sin pudor alguno y a plena luz de los flashes de las cámaras como si recibirán a un señor feudal de la edad media, es de risa floja.
El presidente de Cantabria ha invitado al de los EEUU a visitar las Cuevas de Altamira. Por mucho que le hayan asegurado a Revilla que alguien había oído que le habían escuchado a Obama que le fascinan las cuevas (todo en Revilla es siempre así), no creo que a este señor le de por venirse de excursión hasta aquí. Aunque ya me estoy viendo el espectáculo que se montaría, con Revilla paseándolo al compás de las palmas de miles de cántabros vestidos de montañeses gritando entusiasmados «Obama, Obama«, y rodeado de bolsas de la Cantabria Infinita con anchoas, sobaos y orujo, con las televisores haciendo especiales rebuscando en la basura del hotel de don Barack para saber si se lo ha comido todo o lo ha tirado entero. Eso sí que sería un circo y no el de los Tonetti.
(Este artículo ha sido publicado en la edición del viernes 13 de agosto en AQUI DIARIO CANTABRIA, medio del que soy colaborador)
1 comentario
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By Libertario, 13 agosto 2010 @ 13:33
D.Victor , Paco Martinez Soria parece un miembro del Actors Studio comparado con alguno de nuestros más ilustres pelotas.