Niños con mala educación

Cuando yo era chaval y salía con mis padres de terrazas, cualquier molestia a los que ocupaban las mesas aledañas a la suya con nuestros juegos (somos cuatro hermanos, tres con edades condensadas en dos años y medio) iba acompañada de un severo castigo. Eran otros tiempos, los de los curas de La Salle dándote capones si alborotabas en clase, y los de tu padre dándote más si se enteraba. Cuando la hora se pedía por favor y diciendo señor, y en los bares todavía te ponían un vaso de agua porque había mesura para pedirlos y con uno nos arreglábamos tres.

Ahora los padres, cuando salen de paseo, pasan de sus hijos y de lo que hagan. Y que no se te ocurra llamarle la atención al energúmeno que está dándote pelotazos o correteando por tu mesa, que lo mismo al que le parten la cara es a ti. El sábado, un grupo de señores y señores le reían la gracia a un par de críos que habían sorteado la valla y estaban aupados a la «Rosa de los Vientos» en Piquío, un monumento de piedra que ya estaba allí cuando yo nací y que si está protegido será por algo. El domingo, a la hora de la siesta, un puñetero niño chino iba corriendo por mi calle intentando atrapar pájaros dando unos alaridos como si lo estuvieran matando. Por la tarde, en una terraza donde me habían cobrado 10 euros por dos batidos, me tuve que cambiar de mesa para librarme de dos criajos que se tiraban un balón con nuestras sillas de portería mientras sus papás ligaban el uno con la otra dos metros más allá.

No hay respeto. Los niños son maleducados y están mal educados, y sus padres son unos irresponsables egoístas que para abstraerse de la carga de tener hijos les dejan a su libre albedrío para que les soportemos los demás. No digo yo que haya que regresar a la época en la que a los padres se les trataba de usted, o cuando un buen bofetón se llevaba el aplauso unánime de progenitores y maestros, incluso cuando los cinturones de piel se estropeaban más por pegar zurriagazos a diestro y siniestro que por apretar pantalones, pero un poco más de cintura para que niños y niñas no molesten tanto ya podía volver a haber. Me conformo con no tener que ser yo quien les llame la atención por hacer el bestia a mi alrededor, que no les soporto ni tengo por qué hacerlo. Y que quede claro que la culpa es de los padres, que los niños niños son.

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5 Comments

  • By Libertario, 27 junio 2011 @ 14:16

    Recuerdo a un cabrón, no más de siete años,que hace años en el Parque de Mesones se estaba colgando de las ramas de un Tamaris, mientras la impresentable de la madre decía : Keviiiinnnn..que te caes y te haces daño. La situación era de tal calibre que un palista clásico, del Sardinero de toda la vida ( ojo no confundir) explotó y la dijo : Señora que ese cabrón se parta la crisma es lo de menos , lo grave es que rompa una quima del árbol.

  • By Manu, 27 junio 2011 @ 17:23

    Cuanta razón tiene Sr. Cavia! La culpa de los irresponsables padres!

  • By Garfield, 28 junio 2011 @ 8:56

    Totalmente de acuerdo con usted Don Victor, pero tenga en cuenta que lo que ha escrito es «políticamente incorrecto».

  • By EL SABIU DE PERROZO, 4 julio 2011 @ 18:29

    He leído tu articulo con gran atención, y me he dado cuenta que tienes toda la razón, incluso te as quedado corto, los mal educados son los padres ya que no saben que su libertad termina donde empieza la de los demás,por el comportamiento de los hijos ya sabes como son los padres, y toda su parentela.

  • By Víctor Javier Cavia, 5 julio 2011 @ 10:01

    Pues sí, en los tiempos que corren sí. Pero le cuento lo que observé el sábado. Fuí a comer a un restaurante chino, y pedí expresamente una mesa lejos de las que ocuparan padres con niños. Las miradas de muchos de ellos, fíjese, fueron como de envidía.

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