Anónimos

Con igual rapidez que han surgido mil maneras de opinar a través de infinitos canales digitales (blogs, foros, comentarios a noticias y tribunas, redes sociales…), se han desarrollado las capacidades y la osadía de los que las aprovechan para faltar sin tener que dar la cara. Anónimo es hoy un autor muy prolijo que habla de todo. Antes se tenía que tomar la molestia de escribir en un papel y enviarlo por correo, buscando direcciones y pagando sellos. Ahora es gratis y se hace sentado delante del ordenar tan ricamente mientras se trabaja, se ve la tele o se merienda. Nunca insultar a nadie fue tan sencillo como hacer clic un par de veces.

Yo llevo muy mal lo de los anónimos para injuriar. En algunos de los medios en los que colaboro los he recibido, y me afectan mucho al ánimo. No me opongo, no podría hacerlo, a que alguien contraste mis opiniones con las suyas. Me gusta controvertir, y soy muy respetuoso con quien quiera hacerlo. Discutir es un ejercicio intelectual motivador y muy enriquecedor, que está en la base misma de la democracia. Lo que rechazo de manera tajante es que se usen falsos sobrenombres para el agravio y el ultraje, que por desgracia es más costumbre que dejar un nombre completo que sustente lo dicho y lo escrito.

No hay más democracia si se abren múltiples canales sin control para la opinión y la contraopinión, ni la hay menos si se establecen reglas para exponer lo que se piensa. Si los que lo hacemos lo hacemos firmando con nuestro nombre y dos apellidos, y hasta lo acompañamos con una foto, ¿por qué hemos de consentir que nadie nos falte al respeto parapetado detrás de un seudónimo, confundiendo a sabiendas opinión con vilipendio? El miedo a que nos tachen de reaccionarios nos ha hecho pensar que hay que dejar abiertas muchas puertas. Pero no hay la costumbre de la prudencia, ni sobre todo educación.

Dar una opinión también es afrontar las consecuencias de darla. No hay valentía en hacerlo poniendo el morro por delante. Lo miserable es usar la oportunidad de rebatir para insultar, sin más argumentos que el exabrupto y la falacia. De todos modos, cada vez que reciba un anónimo de estos por comentario a mis escritos, me dará un bajón momentáneo de moral, pero no flaqueará mi espíritu para seguir opinando, que también faltaría.

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1 comentario

  • By Libertario, 19 julio 2011 @ 18:57

    Bueno D. Victor el anónimo es una suerte de acomplejado que envidia al que escribe. Piense en lo mal que lo pasa el «hijoputa» que desgrana su hiel mientras envia su deposición.

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