Pulseras y banderas
Llevo abrochada a la muñeca derecha una pulsera de goma con los colores de la bandera de España. Me la puse cuando me fui de vacaciones a Nueva York en septiembre, por eso de hacer notar allí mi nacionalidad, y al volver, como no me molesta y queda bien, pues me la he dejado puesta. El caso es que desde entonces no ha debido haber día en el que alguien no haya hecho alguna referencia a la dichosa pulserita. Las más de las veces, además, en forma de reproche por lucir -dicen- el carné que da fe de la militancia en la ultraderecha tramontana, algo así como «mira, si lleva la bandera de los fachas».
En Nueva York, todo es a lo grande. Los edificios, los coches, los parques, las tiendas. Las banderas de Estados Unidos también, y las hay por todas partes: en edificios públicos, en privados, en las antenas de los vehículos, en los camiones de bomberos, en los grandes almacenes, pegadas a los cristales de los autobuses, en los puestos de perritos, en las solapas de las americanas. Y aunque no domino el inglés, no he escuchado a nadie recriminarle nada al que la lleva puesta en donde sea ni colgarle el sanbenito sectario de estar a la derecha de la derecha. Al contrario, allí la bandera es un símbolo de orgullo nacional respetado por todos y de todos.
Aquí esto lo llevamos de otra manera. Los izquierdistas más insolentes han dejado caer la bandera de España en el lado faltón que la iguala con las camisas azules, los yugos y las flechas. Y la derecha genética más intransigente le ha otorgado patente de exclusividad, como si bandera y españolidad fueran cosa sólo suya. Unos y otros la usan a diario para lanzársela a la cara como envoltorio de un discurso pobre y sectario que por su calidad y su tono no les deja bien parados, ni a ellos ni a la bandera, aunque ciertamente les iguala por abajo.
Cuando Cantabria celebró el Año Santo en 2.006, cuentan que un alcalde del PP prohibió a sus concejales ponerse la pulsera conmemorativa que se inventó la Consejería de Cultura, con los colores de la bandera de Cantabria Dicen que la llamaba despectivamente la «pulsera de Revilla». El presidente capitalizó el símbolo, y como todo con él, le llevo a un paroxismo personalista tal que sus enemigos políticos la terminaron rechazando. La exageración, que es muy mala consejera a la hora de sumar voluntades, colocó a unos y a otros en orillas opuestas de un río, el del orgullo por la tierra, que sólo debería reflejar unanimidad.
Bien es cierto que las banderas y lo que simbolizan han sido históricamente causa de más de una guerra. Pero en tiempos de pacífica convivencia, no debería ser la excusa para denostar al que luce la suya sin desatinos radicales, ni ser convertida en título de propiedad ideológico o de pureza de la raza. La bandera de España es de todos los ciudadanos de bien que se sientan españoles y quieran reivindicar su nacionalidad. Y esto no debiera admitir censura cuando se hace con naturalidad, sin extremismos, sin segundas lecturas, sin pretender excluir y sin apropiarse de nada. Que es lo que yo hago con mi pulsera.
6 Comments
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By Libertario, 1 octubre 2009 @ 13:52
Buenas reflexiones,ponderadas y razonadas. Ademas son las tuyas.
By gatorabioso, 5 octubre 2009 @ 12:47
Enhorabuena por lo que escribes. Como siempre, certero e integrador.
By FJM, 7 octubre 2009 @ 9:44
Me alegra tener la oportunidad de leer a personas con una mente tan lúcida como la tuya.Un artículo muy ilustrativo y ponderado cuyas opiniones en él vertidas comparto totalmente.
By Rodrigo, 10 octubre 2009 @ 20:03
Estoy absolutamente de acuerdo con su artículo, Sr. Cavia. La bandera, nuestra bandera nacional, la única que nos representa a todos,debe ser mostrada con orgullo por los españoles sean de izquierdas o derechas en todo tiempo y lugar.
Sun opinión hace mucho bien.
By Rosendo, 27 octubre 2009 @ 15:26
felicidades por tu actitud, tan valiente y sin embargo tan normal,no?
By Víctor Javier Cavia, 27 octubre 2009 @ 16:48
Normal por supuesto. Y valiente, bueno, no lo creo. Opino que elproblema lo tiene quien ve algo raro en esto, no yo.
Gracias por tu opinión. ;-))